En el Madrid de los Austrias, barrio de Santiago (el más antiguo de la ciudad), muy cerca de la calle Mayor y de Ópera, en pleno centro pero alejada del ruido, se encuentra la calle del Espejo.
Su nombre parece hacer referencia a las atalayas de vigilancia árabes que se erigían en la zona en aquella época, y que transmitían los mensajes usando precisamente espejos.
La calle es, en sí un pequeño barrio, donde todos se conocen, desde el tabernero de toda la vida hasta el diseñador gráfico que se acaba de instalar.