Marcos sufrió una intoxicación cuando era pequeño que le dejó como secuela un trastorno de desarrollo y una minusvalía psíquica del 63%. Y todo por ingerir una planta decorativa muy común en cualquier casa: la llamada diffenbachia. Sus padres quieren concienciar de la peligrosidad de una planta aparentemente inofensiva. A esta circunstancia se añade el hecho -desgraciadamente también muy común- de que ambos están en paro.