Los ataúdes biodegradables y los cementerios sostenibles en relajantes zonas ajardinadas o de bosque son las opciones más comunes para un "entierro verde", pero el abanico de propuestas ofrece, entre otras opciones, esparcir las cenizas en fuegos artificiales o bajo el mar.
Ecológico y barato
La elección de un sepelio ecológico va más allá de ser respetuoso con el medio ambiente, ya que puede suponer un ahorro de costes y adaptarse a todo tipo de sensibilidades con independencia de si se profesa o no una religión.
"Para combatir la crisis ecológica el impacto de nuestra muerte debe ser el mínimo posible", ha asegurado a Efe María Vecino, de Ultimafiesta.com, una de las empresas encargadas de homenajes póstumos e impulsora de las campañas #enTierraMe y #compóstame, que busca superar la huella ecológica de los entierros tradicionales.
Cenizas en los fuegos artificiales
Vecino apuesta por "morir con conciencia y celebrar la vida en el momento de la muerte" a pesar de que "la permisividad legal en España es más reducida que en otros países".
Aún así, en Valencia en los últimos años se ha extendido la posibilidad de esparcir las cenizas del difunto en forma de fuegos artificiales y truenos de tracas característicos de las Fallas.
Una urna en globo
Otra opción es la de introducir una urna enganchada a un globo lanzado a grandes alturas donde las cenizas se esparcen entre las nubes y pueden "convertirse en lluvia".
Para garantizar un sepelio verde, existen pólizas de seguros como la de DKV Ecofuneral, primera de este tipo en España, que incluye cláusulas como el uso de féretros elaborados con maderas de certificación ecológica, textiles de fibra natural para la vestimenta del difunto y urnas biodegradables, entre otras.
Las nuevas ceremonias de este tipo se deben, en parte, a "una mayor conciencia ecológica de la sociedad", ha explicado a Efe Álvaro Sánchez, de Biodegradables.es, que asegura que "aunque la gente muere igual que antes, los funerales alternativos interesan cada vez más".
Mejor bajo el agua
Las elecciones más comunes, en caso de incineración, son las urnas biodegradables que, una vez enterradas, se convierten en árboles e incluso pueden sumergirse en el mar y cuyo "precio medio es de 100 euros en la compra por Internet", ha precisado a Efe Francisco de Paula, de Porsiempre.es, aunque el coste oscila según mercado.
Para entierros convencionales, se emplean ataúdes biodegradables fabricados con cartón, fibras vegetales o bambú, sin tratamientos de barniz ni elementos metálicos o sintéticos tóxicos que, incluso, pueden personalizarse con la impresión de imágenes.
Cementerios verdes
Vecino y otros expertos del mercado abogan por reconvertir los actuales cementerios en "espacios acordes con las personas que quieren una vida en conexión con la Naturaleza también después de morir", como sucede en Estados Unidos, Nueva Zelanda u otros países.
En España, actualmente, sólo existe uno que dedica el cien por cien de su espacio a sepulturas sostenibles: 'Roques Blanques', en Collserola (Barcelona), donde conviven espacios destinados a inhumar urnas biogradables con un bosque de plantas aromáticas o la opción de una fuente habilitada para diluir las cenizas.
Traje de hongos come-carne
Otras opciones, aún más extravagantes y aún no accesibles en muchos países son la hidrocremación -quemar el cadáver con una combinación de agua y químicos, lo que permite evitar emisiones propias de la combustión convencional- o el traje de hongos come carne para acelerar la descomposición del cuerpo diseñado por la surcoreana Jae Rhim Lee.
Además, el estado de Washington tramita en estos momentos una nueva ley que permitirá "compostar" los cuerpos de los muertos y así "convertir a nuestros difuntos en un suelo que da vida, honrando tanto a la tierra como a los difuntos", según su creadora la arquitecta norteamericana Katrina Spade.