Solo seis de cada cien españoles, frente a casi la mitad de los estadounidenses, el 30 por ciento de ingleses y el 20 % de franceses o alemanes, afirma disfrazarse al menos una vez al año, lo que podría hacer pensar equivocadamente en que la confección de trajes de carnaval en España atraviesa horas bajas.
Según datos de la firma Yuppiyei, líder nacional en la fabricación de estos productos -con una cuota de participación en el mercado del 27 por ciento-, el negocio del disfraz mueve al año 130 millones de euros en España y lo sitúa como potencia mundial tras el "gigante anglosajón".
En una entrevista con Efe, el director comercial de esta empresa, Carlos Pérez, ha señalado que el principal hándicap de estos fabricantes es la estacionalidad, ya que en estas dos primeras semanas de febrero, coincidiendo con las fiestas de carnaval, se venden el 70 por ciento de los disfraces, unos tres millones de unidades en España.
Esta empresa murciana, sobre la que la crisis ha pasado de largo porque ha ampliado sus beneficios en los últimos cinco años, emplea a 110 personas, facturó 20 millones de euros en 2012, cuando fabricó 1,7 millones de trajes, y tiene previsto alcanzar este ejercicio la cifra de dos millones de disfraces vendidos a través de su entrada en nuevos mercados.
Su producción, en su mayoría de carnaval, Halloween y para despedidas de soltero, se vende en más de una veintena de países, desde Nueva Zelanda al viejo continente, y entrará este año al mercado mexicano, donde "están como nosotros hace 20 años, cuando nuestras madres compraban las telas y nos cosían a mano el disfraz".
Junto a la entrada en México, trajes españoles de Caperucita, Blancanieves, Spiderman, torero o bombero tienen previsto venderse también en Iberoamérica, donde negocian acuerdos comerciales bajo la estrategia de que España tiene "calidad y precio", en palabras de Carlos Pérez.
Según él, la clave del precio está en la fabricación en China, a donde envían desde la fábrica murciana los diseños y patrones de más de 5.000 modelos de trajes distintos, que antes de salir al mercado se someten a estrictos controles de seguridad, especialmente los infantiles, para certificar la calidad de las telas y evitar accidentes.
Este especialista en la venta de trajes de carnaval cree, pese a la exitosa trayectoria de los últimos años, que España tiene todavía mucho que hacer en el mercado de disfraces y accesorios de fiesta porque "tenemos buen clima, nuestro país se relaciona con el ocio, pero muy poca gente utiliza estos artículos para pasarlo aún mejor cuando sale de fiesta".
Además, está convencido de que existe cierta explicación "sociológica" para entender el auge de este mercado en momentos tan difíciles como el actual, y afirma en ese sentido que "el carnaval y el disfraz, en general, son una forma olvidar por unas horas la crisis y los problemas que tenemos. La gente necesita pasarlo bien".
El 45 por ciento de los trajes de carnaval fabricados en España que se verán desde esta tarde por las calles de pueblos y ciudades son de adulto, donde están en alza los encargos para grupos o comparsas, mientras que los niños representan el 55 por ciento de la cuota de mercado nacional y varían año a año en sus preferencias.
Por eso, para el director comercial de la citada empresa, es fundamental "estar al tanto" de las series y películas, porque en función de lo que digan las audiencias o taquillas se trabaja luego en el taller de diseño y confección.