El número de "kilómetros blancos" de carretera en España se ha duplicado en la última década hasta alcanzar los 6.200 kilómetros, repartidos por toda la geografía española pero, de forma especial, en Castilla y León (25 por ciento del total), Castilla - La Mancha (20 por ciento) y Extremadura (11 por ciento), según un estudio de la Fundación Mapfre que destaca la "buena visibilidad" de las carreteras de estas comunidades y el hecho de que sus vías transcurren "generalmente" por terrenos llanos. Por otra parte, Madrid y Cataluña son las comunidades autónomas que registran un número menor de tramos blancos con el 0,8 y el 3,2 por ciento del total, respectivamente, debido a la "alta densidad de tráfico" que circula por sus carreteras. A su vez, Galicia es la tercera Comunidad con menos tramos de este tipo debido a las características topográficas del terreno, según indica el documento.
Los "kilómetros blancos" son aquellos kilómetros en que, durante un plazo mínimo de cinco años, no se ha producido ningún accidente mortal, los "tramos blancos", a su vez, son tramos de carretera de un longitud superior o igual a 25 kilómetros en que tampoco se ha producido un accidente.
El documento señala que hay 24 carreteras españolas en que más de la mitad de su trazado es considerado como "tramo blanco", entre las que la organización destaca la A-41 (en Ciudad Real), la R-4 (en Madrid), la A-63 (en Asturias), la AP-36 (entre Cuenca y Toledo), la A-22 (en Huesca), y la N-629 (que discurre por Burgos y Cantabria).
Teniendo en cuenta las carreteras que han registrado un bajo índice de víctimas mortales, los impulsores del estudio han analizado las características de 700 kilómetros "blancos" de estas vías, entre los que hay tanto autopistas, como autovías, carreteras radiales y carreteras convencionales, para extraer conclusiones que ayuden a "diseñar y gestionar carreteras seguras", según han indicado.
Entre las características que, según el informe, "contribuirían a incrementar el número de tramos blancos" se encuentran la promoción de la señalización tanto vertical como horizontal y su buena conservación, evitar la saturación de señales en tramos cortos para no reducir la efectividad de las indicaciones, la buena conservación del pavimento y de los margenes y protecciones de las carreteras y la limitación del tráfico a vehículos pesados, entre otras medidas.