La fatiga es uno de los principales factores de riesgo en la conducción al reducir la capacidad de alerta, aumentar los tiempos de reacción ante imprevistos, alterar la capacidad de procesar la información del exterior y derivar en somnolencia, según ha informado RACC con motivo del comienzo de las vacaciones.
Asimismo, una conducción con fatiga puede producir una pérdida de capacidad de mantener la lateralidad del vehículo, un menor control de la velocidad o no conservar la distancia de seguridad que se mantendría en condiciones normales de conducción. De hecho, los accidentes debidos a la fatiga suelen producirse por salidas de la vía, especialmente en autovías y autopistas, por la noche y al amanecer y cuando el conductor va solo en el vehículo.
Y es que, mientras que la sensación de cansancio es "perfectamente" identificable, los síntomas de la fatiga no suelen visualizarse. En este sentido, algunas investigaciones han mostrado que el 20 por ciento en los vehículos privados y hasta un 37 por ciento en camioneros, han continuado conduciendo a pesar de la percepción de cansancio y han optado por reacciones teóricamente compensatorias del cansancio, como elevar el volumen de la radio, abrir la ventana, intentar mantener una conversación con los acompañantes o, en el peor de los casos, apostar por una conducción más exigente que favorezca un mayor grado de atención.
Además, RACC ha informado de que la fatiga puede afectar de forma general a toda la población conductora y ha explicado que, según la encuesta 'Sleep in America Poll 2009', realizada por la National Sleep Foundation, ha mostrado que el 28 por ciento de la población encuestada ha conducido bajo signos de somnolencia al menos una vez al mes y que sólo una tercera parte de la población no ha experimentado nunca este síntoma.
Además, en este estudio se ha desvelado que un 28 por ciento de los que se declaran conductores se han dormido o han dado cabezadas mientras conducían. Afortunadamente, sólo un 1 por ciento de estos conductores tuvo un accidente o "casi-accidente" en los doce meses anteriores a la encuesta. La encuesta ha señalado también que el riesgo de tener un accidente se multiplica por cuatro en el caso de un conductor con menos de seis horas diarias de sueño respecto a un conductor con un descanso normalizado.
En este sentido, RACC ha asegurado que la fatiga como elemento de riesgo se puede prevenir y gestionar en caso de aparición. "Más allá de la regulación o de las innovaciones tecnológicas en infraestructuras y vehículos, el núcleo de la minimización del riesgo está en los hábitos de conducta del ciudadano previos a la conducción y de sus respuestas a la fatiga durante la conducción. De este modo, el respeto a las horas mínimas de sueño, el control de posibles anomalías médicas, no acompañar la conducción con bebidas alcohólicas o comidas copiosas, respetar las pautas de descanso en recorridos largos y, sobre todo, no intentar vencer la fatiga a base de soluciones a corto plazo son elementos claves para mantener la seguridad al volante", ha zanjado.