Los títulos educativos amplían las perspectivas de mejorar la posición social, merman las de descender en la escala social y actúan como un eficaz protector frente al riesgo de desempleo en España, incluso en periodos de crisis económica. Así se recoge en el nuevo Observatorio Social de la Caixa, presentado hoy en rueda de prensa por el director general de la Fundación Bancaria La Caixa, Jaume Giró, que incluye un barómetro, así como artículos, entrevistas y reseñas firmadas por expertos en cada una de las materias que se analizan.
En el primer dossier, su autor, Miguel Requena, catedrático de sociología de la UNED, rebate con datos la imagen extendida en los últimos años de que, debido a la crisis, la educación ya no es una herramienta tan efectiva para el progreso de las personas.
Los datos, según este sociólogo, desmienten la tesis de que debido a la recesión económica y coincidiendo con el fin de la expansión del sistema educativo, de que invertir en capital humano ya no es útil para ascender en la escala social, a diferencia de lo sucedido en el pasado.
Así, en España, los títulos educativos promueven también ahora el ascenso de los hijos desde las posiciones que ocupaban sus padres a estratos sociales superiores. Es decir, fomentan la llamada movilidad intergeneracional ascendente, que es precisamente lo que ha venido ocurriendo en las generaciones nacidas en las primeras siete décadas del siglo XX.
Pero la educación no sólo promueve la movilidad ascendente, sino que sirve también para mitigar el riesgo de caer, dentro de la escala social, a posiciones inferiores a las de la familia de origen. Así, en 2015, los ingresos medios de la población con educación superior fueron el 38 % más altos que los de quienes solo terminaron la educación media.
El estudio revela que la ventaja que otorgan los títulos educativos es mayor cuanto más baja es la posición social de partida, por lo que estudiar es la vía más segura para eludir la desigualdad de oportunidades derivada del origen social. Asimismo, el riesgo de descenso social de las clases trabajadoras está en relación inversa a la titulación: seis de cada diez personas sin secundaria se mantienen inmóviles en este estamento, frente al 52 % de los que si han cursado esos estudios y el 17 % de los titulados superiores.
El informe concluye que la educación también protege del desempleo como apunta la Encuesta de Población Activa (EPA), según la cual, a mayor nivel educativo menor probabilidad de caer en el paro y viceversa, no solo en periodos de crecimiento sino también en recesión.
Y es una garantía frente al desempleo igual para hombres que para mujeres y en todas las franjas de edad, según el informe. En otro artículo, Jorge Calero, catedrático de Economía Aplicada, y Josep Oriol Escardíbul, profesor de Economía Aplicada Universidad de Barcelona, analizan las consecuencias de la inmigración en el sistema educativo español, que ha pasado de prácticamente no tener inmigrantes en sus aulas a que el porcentaje de dicho alumnado se sitúe en torno al 10 %.
Según los autores, el rendimiento, especialmente de los autóctonos, se reduce cuando hay una proporción superior al 30 % de inmigrantes en los centros educativos, mientras que un porcentaje menor no produce dicho efecto.