Una vez más, Teresa Helbig apostó por el lujo, y se la jugó al exceso y la ostentación en una colección en la que ha primado la costura, el buen hacer y la dedicación, un as que siempre atesora esta catalana que reparte juego con una "estética provocadora".
"Esta colección es el no va más, la exageración imposible", ha dicho hoy a EFE Teresa Helbig, quien ha subido a la pasarela una colección corta pero intensa, muy ambiciosa titulada "Rien ne va plus" (No va más).
Con un punto de locura, Helbig ha repartido juego en tejidos tan delicados como el tul y el terciopelo a base de suntuosos bordados elaborados con rejilla de metal, cadenas, plumas, lentejuelas y pedrería.
Esta temporada Helbig impone en su estética el universo fastuoso de los casinos de Las Vegas, un escenario que se traduce en trajes de chaqueta confeccionados con pieles exóticas como el pitón o la anguila, "son texturas muy agradecidas para trabajar", cuenta la diseñadora que propone vestidos de manga larga bordados con lentejuelas de oro, un trabajo artesano que intima con la alta costura.
Sobre la pasarela se han visto varias piezas importantes: un divertido vestido de cadenas lacadas en tono rosa, una pieza que le ha supuesto bordarla más de cuatro semanas, un minivestido con infinidad de pliegues a modo de "empanadillas" o un angelical vestido largo de seda amarilla con escote en "uve".
El final de la partida llegó con un vestido de malla metalizada con un tigre pintado, "un homenaje a Paco Rabanne", dice la diseñadora, que también ha utilizado piezas de metal "al estilo Rabanne" para armonizar un vestido camisero que destila elegancia.
Juan Vidal ha viajado hasta Hawái para hacer una colección colorista, con la que quiere "divertir" y divertirse, con un patronaje envolvente que se ciñe a la figura femenina a modo de pareo, en la que no faltan diseños asimétricos y donde las superposiciones tienen un papel protagonista.
En este viaje, con el que Vidal se transporta a una isla que imagina como el "paraíso", traslada a la pasarela sus exóticos estampados. Las palmeras y los hibiscos han sido los motivos vegetales que ha elegido el diseñador para imprimir sobre "wet", un tejido que con una capa plástica que incorpora un "brillo especial a la prenda".
Motivos naturales que también estampa sobre organza en un "exagerado" ejercicio de reinterpretar la "camisa tradicional hawaiana a un nuevo lenguaje", ha señalado Vidal.
Un destino en el que tonos femeninos como el malva, el lila y el rosa destilan su lado más fluorescente para dar más intensidad a las prendas que para la noche apuestan por el azul océano, el rojo lava y el verde.
Para que la ensoñación de estar en la isla sea completa, la rafia ha jugado un papel importante adaptándose a los "looks" con superposiciones en cinturones y bajofaldas, volúmenes que seducen con su movimiento y con su sonido.
El punto final fue un vestido joya en georgette de seda rojo, con hibiscos bordados y paillettes XXL, que le ha llevado cuatro meses de trabajo.
Con una puesta en escena desacertada en la que no ha manejado bien las transparencias, Juana Martín ha traído a la cuarta jornada de la pasarela madrileña una colección bien confeccionada, inspirada en los "okies", emigrantes procedes de Oklahoma que se instalaron en la década de los 30 en California.
Para el día, ha apostado por prendas vaqueras con tachuelas y vestidos con estampados étnicos, y para la noche ha preferido vaporosos vestidos de gasa con volantes y flecos de cristal o un poncho realizado con la técnica de la vainica.
La jornada ha terminado con la propuesta de Custo Dalmau, una extensa colección, femenina y masculina con 80 salidas, que ya se ha visto en la pasarela de Nueva York, aunque ha incluido doce estilismos nuevos.
Esta colección, "Call Me Tomorrow", nació con un "espíritu biónico y deportivo para acabar teniendo mucha carga glamurosa", ha contado el diseñador antes de comenzar el desfile en el que se vieron piezas ajustadas al cuerpo y otras siluetas más despegadas, pero todas ellas en materiales metálicos y texturas coloreadas con vivos tonos.
Destacaron los vestidos asimétricos y las "bomber" en los que se entremezclan transparencias y lentejuelas con telas metalizadas e irisadas, acompañados de largas chaquetas hechas con materiales translúcidos y brillantes.
Para el hombre, ropa deportiva, amplia y cómoda, con grandes estampados o acabados en brillo, y detalles como la superposición de pequeños volantes para las camisetas.
Por la mañana, Marcos Luego subió a la pasarela una colección sencilla, elegante y con una buena costura, y María Escoté, más desenfadada, mostró prendas con movimiento, inspiradas en la figura y estilo de Diana de Gales. Diferente fue el trabajo de Maya Hansen, que dejó a un lado el corsé y apostó por prendas vaqueras.