La ciudad de Roma se prepara para la celebración del último Ángelus de Benedicto XVI como pontífice antes de que abandone la Silla de Pedro el próximo 28 de febrero, un acontecimiento que las autoridades romanas prevén será multitudinario a pesar del mal tiempo.
Tras su ausencia durante una semana para asistir a unos ejercicios espirituales y recibir hoy en audiencia privada al presidente de la República, Giorgio Napolitano, la reaparición del pontífice en público es anhelada por los fieles que quieren decirle adiós.
Joseph Ratzinger presidirá mañana su último Ángelus asomado a la ventana de su apartamento en el Palacio Pontificio, desde donde cada domingo desde hace casi ocho años viene dirigiendo su alocución a fieles y peregrinos.
Será, pues, el último domingo en el que el papa Ratzinger bendiga a los congregados en San Pedro, invite a la oración, pronuncie su reflexión dominical sobre el Evangelio y salude en al menos ocho lenguas a las gentes llegadas al Vaticano.
La espera a la alocución que pronuncie mañana Benedicto XVI está levantando gran expectación entre los medios de comunicación y la sociedad italiana.
El Ángelus será rezado por un papa dimisionario, lo que ha decidido a las autoridades de Roma a reforzar las medidas de seguridad en vista de la prevista afluencia de peregrinos.
Mañana, de nuevo, la basílica de San Pedro del Vaticano será el centro de todas las miradas y se convertirá en la protagonista de muchos medios de comunicación que, desde que Benedicto XVI anunciara su renuncia el pasado 11 de febrero, se encuentran apostados en los aledaños de la plaza.