Al contrario de lo que piensa mucha gente el veneno de la abeja, la apitoxina, puede llegar a tener efectos beneficiosos para la salud. Es un potente antiinflamatorio con el que tratar dolencias como el lumbago, la ciática, la psoriasis. Eso es lo que hace la apiterapia, la terapia con abejas. Por supuesto es fundamental ponerse en manos de un profesional y hacerse una prueba previa de alergia.
Esta ciencia se ha venido a llamar apiterapia y en España existen ya apiterapeutas que la ponen en práctica en clínicas privadas; la técnica consiste en inyectar al paciente la apitoxina, o veneno de las abejas, sin dejar que se desprendan totalmente de su aguijón y, por tanto, evitando su muerte.
Las múltiples sustancias que contiene el veneno de abeja, como la melitina, la fosfolipasa o la apamina, se pueden emplear en el tratamiento de enfermedades musculares, circulatorias o cutáneas; se ha demostrado como un eficaz antídoto al envejecimiento, como antiinflamatorio, como cicatrizante o como vasodilatador.
Además, el hecho de que recientemente se haya logrado la extracción del veneno en laboratorios supone un avance para la propia técnica, ya que permite inocular el veneno a través de una jeringuilla. Pedro lleva 35 años utilizando abejas para tratar lumbago, ciática, artritis, psoriasis. Hipócrates ya trataba su reumatismo con esta terapia natural y Carlomagno sus dolores.
Pedro acude a sus colmenas cada 15 días a recoger a sus abejas "enfermeras". Una sesión una vez a la semana es suficiente para mejorar la calidad de vida de los pacientes.