El Papa Francisco ha instado a superar el "divorcio" ente teología y pastoral, un objetivo que ya se marcó el Concilio Vaticano II, en un vídeomensaje al II Congreso Internacional de Teología, que se ha celebrado en Buenos Aires para conmemorar el centenario de la Facultad de Teología de la Universidad Católica Argentina (UCA) y el 50 aniversario de la clausura del Concilio Vaticano II.
El Pontífice ha advertido a los participantes del congreso de que "no existe una Iglesia particular aislada, dueña y única interprete de la realidad" ni una comunidad que tenga "el monopolio de la interpretación o de la inculturación".
LAS TAREAS DEL TEÓLOGO
Por ello, ha indicado que una de las principales tareas del teólogo es discernir "qué significa ser cristiano en el aquí y ahora". Y para encarar este desafío, pide poner a dialogar la tradición eclesial y la realidad y superar dos tentaciones: Condenarlo todo y refugiarse en conservadurismos o fundamentalismos; o por el contrario, consagrarlo todo, desautorizando todo lo que no tenga "sabor a novedad".
"No son pocas las veces que se genera una oposición entre teología y pastoral, como si fuesen dos realidades opuestas, separadas, que nada tuvieran que ver una con la otra. No son pocas las veces que identificamos lo doctrinal con conservador, retrógrado", ha advertido.
En este sentido, ha precisado que la doctrina "no es un sistema cerrado, privado de dinámicas capaces de generar interrogantes, dudas, cuestionamientos" sino que, por el contrario, "tiene rostro, tiene cuerpo, tiene carne, se llama Jesucristo y es su vida la que es ofrecida de generación en generación".
"Algo se vuelve sospechoso cuando deja de admitir la necesidad de ser criticado por otros interlocutores. No nos olvidemos, el Espíritu Santo en el pueblo orante es el sujeto de la teología. Una teología que no nazca en su seno, tiene ese tufillo de una propuesta que puede ser bella, pero no real", ha subrayado Francisco.
Finalmente, ha enumerado unas características del teólogo, que es "un hijo de su pueblo, un creyente y un profeta", y ha explicado que debe mantener viva la conciencia del pasado en un mundo contemporáneo que se caracteriza por "la incapacidad de las personas de creer en cualquier cosa más allá de sí mismas". Asimismo, ha insistido, al igual que en ocasiones anteriores, en que solo hay una forma de hacer teología: "de rodillas".