El papa Francisco alabó en Sarajevo "los progresos" vividos en Bosnia en los últimos años, pero pidió "no contentarse con lo ya logrado" y abogó por el diálogo para que la paz sea sólida e irreversible en una tierra en la que conviven croatas, serbios y bosnios musulmanes.
"Me complace ver los progresos realizados, que debemos agradecer al Señor y a tantas personas de buena voluntad. Sin embargo, es importante no contentarse con lo ya logrado, sino procurar que se adopten nuevas medidas para fortalecer la confianza y crear oportunidades para que aumente la comprensión y el respeto mutuos", dijo Jorge Bergoglio.
El Pontífice argentino realizó estas reflexiones durante el discurso pronunciado en la ceremonia de bienvenida en el Palacio presidencial de la capital de Bosnia-Herzegovina.
Durante su alocución, el papa hizo un llamamiento a la comunidad internacional, y "en particular de la Unión Europea", para que contribuya a garantizar en el territorio "que el proceso de paz comenzado sea cada vez más sólido e irreversible".
"Incluso las heridas más profundas pueden ser curadas a través de un proceso que purifique la memoria y dé esperanza para el futuro", sostuvo el pontífice, quien apostó por "colaborar, construir y dialogar, perdonar y crecer" para fomentar la convivencia pacífica "en vez del griterío fanático del odio".
Bergoglio recordó la visita que realizó Juan Pablo II en 1997 a una Sarajevo que aún intentaba recuperarse de la guerra (1992-1995) y del largo asedio que sufrió y mostró su satisfacción por que ahora sea el propio Francisco el que pise la capital bosnia "como peregrino de la paz y el diálogo".
"Es para mí un motivo de alegría encontrarme en esta ciudad, que ha sufrido tanto a causa de los sangrientos conflictos del siglo pasado, y vuelve a ser un lugar de diálogo y de convivencia pacífica", subrayó.
Francisco afirmó que "Sarajevo, así como Bosnia-Herzegovina, tienen un significado especial para Europa y el mundo entero", pues en estos territorios "hay comunidades que, desde hace siglos, profesan religiones diferentes y pertenecen a etnias y culturas distintas, cada una con sus características peculiares y orgullosa de sus tradiciones específicas".
Por ello, defendió el valor de la comunicación para sea posible "descubrir las riquezas" culturales y religiosas diversas que conviven en la zona y valorar tanto lo que une como lo que diferencia.
"Se necesita un diálogo paciente y confiado, para que las personas, las familias y las comunidades puedan transmitir los valores de su propia cultura y acoger lo que hay de bueno en la experiencia de los demás", comentó.
Finalmente, Bergoglio pidió a los responsables políticos del país que protejan "los derechos fundamentales de la persona, entre los que destaca el de la libertad religiosa" para asegurar "la efectiva igualdad de cada ciudadano ante la ley independientemente de su origen étnico, religioso y geográfico".
Solo así, concluyó "todos y cada uno se sentirán plenamente participes de la vida pública y, disfrutando de los mismos derechos, podrán dar su contribución específica al bien común".