La llegada de las suecas a España, las películas de Alfredo Landa y el boom turístico en Torremolinos son el punto de partida de la colección de Moisés Nieto, mientras que Andrés Sardá se desviste, para mostrar una lencería salvaje con la que emprende un safari por África, cargado de sensualidad.
Moises Nieto, uno de los creadores más jóvenes del panorama español, ha subido hoy el telón de la segunda jornada de la Madrid FashionWeek con una colección ideada para una mujer divertida, con un punto de locura, que hablan de sol, playa y sexo.
"Los vestidos huelen a 'aftersun', invitan a ducharse y salir a tomar una copa", cuenta a Efe Nieto, quien recurre al rojo sangre y al azul marino para potenciar los tonos pastel que vertebran el noventa por ciento de las piezas.
A lo largo del desfile se han visto siluetas setenteras, y círculos horadados en seda, otomán, neopreno trenzado y algodón efecto toalla. "He querido reflejar la liberación de la mujer española en los setenta, la que llegó de la mano de las suecas en bikinis y minifaldas y que luego reflejó el cine del destape".
Vestidos camiseros, con lazada al cuello, faldas midi, "culottes", pantalones de pata de elefante y top, junto a la típica camiseta blanca de "souvenir" con motivos de plástico dan vida a una colección "versátil, sirve para todas las horas del día", expresa un Nieto más maduro y reflexivo.
Los safaris, las tribus africanas y la fauna del continente negro han servido a Andrés Sarda para construir lencería y piezas de baño, en las que ha mezclado tejidos y texturas hasta ahora alejado del mundo lencero, como el tejido de sahariana o el PVC.
Un guardarropa imaginario dirigido a una mujer de gusto sofisticado y adicta a la aventura, que por un lado se tamiza para comercializarse y por otro seduce a celebridades internacionales como Lady Gaga, Beyonce, Madonna y Monica Bellucci.
Sujetadores con estampado de leopardo, trikinis con plumas de avestruz, falditas playeras con flecos y abalorios tribales, son las propuestas más recatadas y contenidas.
Ligueros en tonos "nude", "bodys" de encaje, monos de lentejuelas y piezas con sugerentes transparencias, muestran el lado más salvaje y sexy de la mujer Andrés Sardá.
Siempre teatral y vistoso, el desfile cerró con una propuesta coral formada por cinco modelos vestidas con lencería negra y arropadas con sugerentes velos, que representaban "la sensualidad y poder de las diosas africanas", según cuenta a Efe Núria Sarda, directora de la firma.
Antes, Ulises Mérida ha ofrecido un concierto de vestidos de silueta lineal, vertical y sinuosa, inspirados en la cultura japonesa, y en el que introduce notas diferentes y armoniosas como el pantalón de silueta "boy-friend" y el uso de la napa.
Son vestidos-joya, en los que las cadenas, los collares y los cuentas metálicas han formado parte del patrón, no han sido un simple complemento.
Gracias a la partitura del color, "parece que el primer vestido está hecho para el 21 de marzo y el último para el 21 de septiembre", detalla el creador, que ha trabajado con mimo las siluetas vaporosas y lánguidas, y se ha recreado en las espaldas.
También el vestido, en distintos largos, siluetas y estructura, ha dirigido la colección de Roberto Torretta, un viaje que comienza en rosa palo y termina en negro y blanco, pasando por el rojo español y el tejido masculino príncipe de gales.
Como es habitual en sus diseños, Torretta trabaja el cuero para confeccionar faldas y 'tops' en negro. "Trabajo prendas femeninas, pero me gusta incluir notas canallas", dice este diseñador, que por primera vez ha subido a la pasarela un vestido de novia compuesto por una falda y cuerpo de guipur, adornado con un velo muy corto.