El subsecretario del Ministerio del Interior, Luis Aguilera, ha confirmado hoy que la Dirección General de Tráfico (DGT) está estudiando que la cuantía de las multas por conducir con una tasa de alcohol superior a la permitida sea de 1.000 euros, el doble de la actual sanción por esta infracción.
La propuesta está incluida, ha confirmado el subsecretario, en el borrador del anteproyecto de modificación de la Ley de Tráfico y Seguridad Vial, si bien este documento está en fase "de valoración" y todavía no está cerrado.
Con todo, ha querido dejar claro que "si se quiere seguir avanzando en al reducción de la siniestralidad" el consumo de alcohol y drogas al volante se debe atajar, tras lo cual ha recordado que se dan al año más de 100.000 positivos de alcoholemia.
Aguilera también ha aclarado que Tráfico no se ha planteado modificar las actuales tasas de alcohol ni tampoco elevar la cuantía de las multas por superar los límites de velocidad establecidos.
Circular con una tasa de alcohol en aire espirado superior a 0,25 miligramos por litro, que es la reglamentariamente establecida, está ahora sancionado con 500 euros.
Se considera delito, según el Código Penal, la conducción bajo los efectos del alcohol con una tasa superior a 0,60 en aire espirado o con una tasa de alcohol en sangre superior a 1,2 gramos por litro.
Será castigado, así, con la pena de prisión de 3 a 6 meses o a la de multa de 6 a 12 meses y trabajos en beneficio de la comunidad de 31 a 90 días, y, en cualquier caso, a la de privación del derecho a conducir vehículos a motor y ciclomotores por tiempo superior a uno y hasta cuatro años.
REALIDADES Y MITOS SOBRE CMO ENGAÑAR A LOS ALCOHOLÍMETROS
Chupar granos de café, masticar césped, beber agua, hacer flexiones o esperar una o dos horas, son trucos de los conductores para no dar positivo en el test de alcoholemia, pero también falsos mitos porque ninguna de estas prácticas obtiene ese resultado. La aseguradora Línea Directa ha presentado hoy un estudio sobre este asunto a partir de una encuesta realizada a conductores de toda España y que concluye que el 10 por ciento de ellos -2,6 millones si se extrapola al censo total- ha puesto en práctica alguno de esos trucos.
Entre los más conocidos, los encuestados no dudan en nombrar los granos de café, precisamente expuestos en muchos bares en platitos para chuparlos y disminuir así el olor a alcohol. Otro de las falsas creencias, y que se coloca en el número dos del "top 5" de los trucos, es esperar entre una o dos horas antes de volver a conducir, pero esto tampoco da resultado, ni masticar chicle o comer caramelo (tercer mito), beber agua (cuarto) o hacer ejercicio antes de someterse al control (quinto).
LAMER BATERIA DE LITIO
Pero hay otras prácticas menos habituales que, sin embargo, no sorprenden a los agentes de la Guardia Civil de Tráfico, que en más de una ocasión han tenido que ver al conductor masticando césped, lamiendo la batería de litio de su móvil, chupando monedas de cobre o haciendo flexiones en pleno asfalto. Si hay una comunidad en la que se da mayor credibilidad a los efectos de estas prácticas es Madrid, mientras que en el País Vasco es donde más porcentaje de conductores conoce la existencia de los mitos, pese a que no confían tanto como los madrileños en su éxito.
Y para demostrar que nada puede evitar el positivo si se ha bebido, la aseguradora promotora del estudio ha hecho una prueba con un hombre y una mujer de unos 37 años. Tras una comida ligera, ambos se tomaron un tercio de cerveza, una buena copa de vino y un cubalibre bien cargadito. Lo habitual en una comida festiva. No hubo manera de que el alcoholímetro descendiera de la tasa límite máxima -0,25 miligramos de alcohol por litro de aire expirado-, ni siquiera cuando practicaron los trucos.
DISPOSITIVOS PARA EVITAR CONTROLES
Hombre, de entre 18 y 29 años, que reconoce haber conducido bajo los efectos del alcohol y que usa dispositivos tecnológicos para evitar controles, es el perfil del conductor que más cree en estas tácticas. Del sondeo se desprenden también otros resultados, como que dos de cada tres conductores creen que los controles de alcoholemia son una medida recaudatoria, que el 35 por ciento pone en duda la efectividad de los test y que el 9 por ciento de los encuestados aprueba el uso de los mencionados trucos.
Igualmente, dos de cada tres desconocen la tasa máxima de alcohol permitida y el 94 por ciento ignora el límite en que esta infracción se convierte en delito penal (0,6 miligramos de alcohol por litro de aire expirado).Mientras, tal y como ha recordado Francisco Valencia, director de Gobierno Corporativo de Línea Directa, el número de conductores muertos en accidente y que habían ingerido alcohol o drogas sigue creciendo, pese al descenso global del número de fallecidos en siniestros de circulación.
Así, en 2012, según los resultados del Instituto Nacional de Toxicología, el 35 por ciento de los conductores fallecidos superaba la tasa límite del 0,25 y, de ellos, el 70 por ciento incluso la del 0,6.