El Observatorio de La Hita, ubicado en La Puebla de Almoradiel (Toledo), ha registrado dos "espectaculares" bolas de fuego producidas por la colisión contra la atmósfera de fragmentos de hielo y roca procedentes del cometa Encke.
Sobre las 21:49 horas de ayer, 6 de noviembre, se pudo ver en varios lugares de la Península una "espectacular bola de fuego" atravesando el cielo a gran velocidad.
El fenómeno fue recogido por los detectores que la Universidad de Huelva opera en el Complejo Astronómico de La Hita (Toledo) y en los observatorios astronómicos de Calar Alto (Almería), La Sagra (Granada), La Pedriza (Jaén) y Sevilla, según ha informado el observatorio toledano en nota de prensa.
Según el análisis llevado a cabo por el profesor José María Madiedo (Universidad de Huelva), se trata de la colisión contra la atmósfera a gran velocidad de un fragmento de hielo y roca procedente del cometa Encke. El brusco choque con el aire tuvo lugar a más de 100.000 kilómetros por hora y a unos 110 kilómetros de altitud sobre el norte de Marruecos.
A pesar de la distancia, apunta La Hita, el brillo de la bola de fuego fue tan intenso que pudo contemplarse desde el sur y el centro de España. Tras el impacto, la bola de fuego penetró en la atmósfera unos 50 kilómetros antes de que el material se destruyese completamente, sin llegar al suelo.
Pocas horas después, a medianoche, un segundo fragmento procedente del mismo cometa impactó contra la atmósfera, sobre la vertical de la provincia de Córdoba. En este segundo caso la bola de fuego se inició a unos 106 kilómetros de altitud y se extinguió cuando se encontraba a unos 70 kilómetros de altura sobre la localidad cordobesa de Montilla.
Ambos eventos guardan relación con los fenómenos registrados el pasado 28 de octubre, cuando dos rocas procedentes del mismo cometa generaron bolas de fuego sobre Madrid y el Mediterráneo.
Los fragmentos desprendidos del cometa Encke son en su mayor parte más pequeños que un grano de arena y se cruzan con la órbita de la Tierra durante los meses de octubre y noviembre, produciendo a lo largo de ese periodo varias lluvias de estrellas conocidas como Táuridas.
Sin embargo, los astrónomos han predicho que durante 2015 estos fragmentos serán de un tamaño muy superior a lo habitual, por lo que su impacto contra la atmósfera podría producir bolas de fuego inusualmente brillantes, que volverán a verse previsiblemente en próximas fechas.