Miguel Ángel Perera ha dado esta tarde una lección de hombría y raza toreras en la plaza de Alicante. Con una extensa cornada en el muslo, el extremeño aguantó en el ruedo impávido, tumbó a su oponente de una estocada y cortó las dos orejas.
Completaban la terna Enrique Ponce, también volteado sin consecuencias y Castella, logrando ambos pasear un trofeo.
Toros de El Puerto de San Lorenzo, bien presentados y de escaso juego en líneas generales. Flojos 2º y 4º, complicado el cinqueño que hizo 3º. Manejables 5º y 6º.
Enrique Ponce, media estocada (ovación con saludos) y media estocada (oreja), en el que mató por Perera, dos pinchazos y estocada (palmas de despedida tras aviso).
Sebastián Castella, pinchazo y media estocada (palmas) y estocada (oreja).
Miguel Ángel Perera, estocada (dos orejas en el único que pudo matar).
Entrada, más de media plaza en tarde agradable. Al finalizar el paseíllo se hizo entrega de una placa al diestro alicantino Arturo Blau Espadas por el 30 aniversario de su alternativa en esta misma plaza.
Miguel Ángel Perera resultó herido por el tercer toro de la tarde, que le infligió una cornada en la cara interna del muslo derecho.
La herida, de la que sangró profusamente, parece extensa -de unos veinte centímetros de extensión- pero afortunadamente limpia. Tras las primeras atenciones en la enfermería de la plaza, el diestro ha sido trasladado a la clínica del Perpetuo Socorro donde será intervenido quirúrgicamente.
Miguel Ángel Perera pagó con sangre su valiente faena a un toro de El Puerto que hizo tercero y que mostró muchas complicaciones desde que apareció por chiqueros. Ni un pasó atrás del extremeño y la cornada que sobreviene en la segunda tanda por el pitón diestro cuando el burel se venció, hiriéndole certeramente en la cara interna del muslo derecho. Abundante la hemorragia. Ni un gesto de dolor en el rostro del torero. Volvió a la cara pese a la insistencia de compañeros y cuadrillas para que pasara a la enfermería.
Y volvió para quedarse quieto, como un palo, sacando muletazos a base de firmeza y valor, mucho valor. Estoconazo arriba y dos orejas que recibió y mostró al respetable desde los medios para a continuación irse por su propio pie a ponerse en manos de los galenos. Atronadora la ovación.
Enrique Ponce sorteó un primer toro que no acabó de romper en las telas. Molestado por el viento, el valenciano cuajó una labor de menos a más en la que lo mejor fueron las series de toreo en redondo que pusieron la guinda a su labor.
Frente al flojo cuarto, que perdió las manos en los primeros tercios, el torero de Chiva tiró de su exquisita técnica y acertó en las alturas para hilvanar faena. Fue feamente volteado en la parte final de la misma cuando ejecutaba un pase de pecho. La taleguilla, destrozada, pero por fortuna el pitón no hizo carne en el muslo del diestro, que volvió a la cara del animal para cuajar una última tanda diestra y tumbarlo de media estocada que bastó y puso en sus manos la oreja.
Ponce mató también el sexto en lugar del herido Perera. Faena larga del valenciano, molestado en muchas ocasiones por el viento, pero en la que cosechó momentos buenos sobre ambas manos. El fallo con los aceros le privó de la posible puerta grande.
Por su parte Sebastián Castella quedó prácticamente inédito con el soso segundo. Imposible generar emoción con tal material. En el quinto, que fue el único que regaló embestidas para torear con el capote, el francés lanceó con garbo a pies juntos.
La faena, que principió con unos toreros doblones, tuvo templanza por momentos, belleza en el toreo con la zocata a pies juntos y un importante valor sereno ya metido entre los pitones. Tras el estoconazo de fulminante efecto, paseó la bien ganada oreja.