Una sola oreja, la que le cortó al último toro de la tarde, fue el insuficiente premio que obtuvo hoy en Las Ventas el diestro murciano Paco Ureña, que antes había hecho todo un alarde de serano valor bajo la lluvia y ante un complicado astado, pero para el que, extrañamente, no hubo petición de trofeos.
Manuel Escribano, muy entregado, lució con los palos, sobre todo con el cuarto, ante el que expuso mucho. Con la muleta, ninguno de sus dos toros tuvo mucho motor y sus labores, muy correctas, no llegaron a trascender.
Iván Fandiño, con un lote muy deslucido, no tuvo ninguna opción.