El diseño persigue el equilibrio entre la estética y la utilidad, tarea difícil de culminar y en la que a buen seguro se encuentran los más de 100 creadores que este fin de semana se dan cita en el Mercado Central de Diseño, que se celebra en Matadero de Madrid, y que estrena temporada otoño-invierno.
Ropa, bolsos, zapatos, joyería, gafas, muebles, lámparas, ilustraciones o gadgets componen la nómina de productos que los visitantes pueden encontrar en esta edición del Mercado Central de Diseño, que presta especial atención esta vez a todo lo relacionado con la moda.
"Vamos a tener prácticamente 40 diseñadores especializados en moda y complementos", subraya el director del mercado, José Félix García, quien también destaca el papel que iniciativas como esta pretenden jugar en el siempre complicado universo del diseño.
"Somos una plataforma del diseño nacional, pretendemos ser la palanca hacia los canales comerciales", destaca García, buen conocedor de que para un diseñador emergente o que está dando sus primeros pasos, poder figurar entre los participantes en este evento es una gran oportunidad.
Este es el caso de Ana Amat, la joven creadora de la firma Matt, especializada en calzado, una chica de 24 años que estudió para ser maestra de inglés pero que, después de que su padre -que había trabajado como diseñador- le encontrara unos bocetos de unos zapatos, se animó a dar un paso adelante y convertir sus ideas en realidades.
"Sorprendentemente vendí", reconoce Amat, quien en un primer momento admite que "no se había planteado" dedicarse a diseñar zapatos, una prenda que elabora siguiendo patrones británicos clásicos para que no pasen de moda sin dejar de lado, ni mucho menos, un diseño muy cuidado.
Igual de comprometido con esta premisa está Iván Berges, director de la firma Rowny, dedicada a la confección de mochilas de piel de alta calidad que además colabora, en su proceso de elaboración, con el desarrollo de personas sin oportunidades en Sudáfrica.
Su empresa no es española, es sudafricana, ya que desde allí es desde donde se gesta todo y donde artesanos locales dan forma a estas mochilas que, como subraya Berges, "tienen una garantía de por vida".
"Para nosotros lo primero siempre es el diseño, hacemos una gran labor a la hora de encontrar un diseño que guste siempre y no solo durante dos o tres meses", destaca el director, quien también señala que detrás de eso aparece la labor solidaria del proyecto.
Pieza clave del mismo son los artesanos que trabajan la piel, que con este proyecto aprenden el modo de "hacer productos de muchísima calidad buscando la durabilidad producto", como indica Berges, quien destaca la posibilidad "de tener feedback directo" que les proporciona exponer y vender sus productos en el Mercado Central de Diseño.
Además, Berges también agradece que con estas iniciativas se ponga en contacto al diseñador con el comprador porque conocer al cliente es algo que hoy "se ha perdido", como señala el director de Rowny y que, en su criterio, "se debería recuperar".
El talento, pese al azote que ha supuesto la crisis para los proyectos culturales españoles, no ha emigrado -al menos en su totalidad- y la difícil coyuntura económica ha supuesto un acicate para las musas creativas de muchas personas que, como Ana Amat, han encontrado su camino en el diseño.
"Yo estoy convencida de que la época que nos ha tocado vivir ha hecho explotar la creatividad, la gente se ha intentado buscar la vida con lo que sabe hacer", comenta Amat, quien está convencida de que el talento, está ahí.
"Hay mucha creatividad y la situación nos ha hecho sacarla y apostar por el diseño", concluye la joven creadora, cabeza visible de una de las más de 100 firmas que se darán cita en el Mercado Central de Diseño, un vergel creativo en pleno centro de Madrid.