España se sítúa como tercer país de la UE con más zonas boscosas, con 18 millones de hectáreas, sólo por detrás de Suecia (28 millones) y de Finlandia (22 millones), según señaló este lunes la Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA) con motivo del Día Internacional de los Bosques, que se celebra este 21 de marzo.
En su informe 'Ecosistemas forestales europeos: estado y tendencias', la AEMA indica que casi el 70% de las áreas boscosas de Europa se encuentran en seis países: Suecia (28 millones de hectáreas), Finlandia (22), España (18), Francia (17) y Noruega y Turquía (ambos con 12).
El estudio indica que los bosques continúan siendo el hábitat natural dominante en la mayor parte de Europa, puesto que cubren más del 40% de la superficie terrestre de los 33 países miembro de la AEMA (los 28 de la UE más Islandia, Liechtenstein, Noruega, Suiza y Turquía) y las siete naciones de los Balcanes occidentales (Albania, Bosnia-Herzegovina, Kosovo, Macedonia, Montenegro y Serbia). Ello supone 186 millones de hectáreas.
Los bosques europeos han aumentado su superficie en un 10% desde 1990, probablemente debido a su expansión natural en zonas rurales y remotas con abandono de tierras agrícolas.
Según un informe reciente de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), un 27% de los mamíferos, un 10% de los reptiles y un 8% de los anfibios vinculados a los bosques están en peligro de extinción dentro de la UE.
El informe de la AEMA subraya que el cambio climático, la contaminación y el desarrollo humano suponen una amenaza para la estabilidad a largo plazo y la salud de los bosques europeos, y recomienda una mejor gestión sostenible para asegurar estos lugares a las generaciones futuras.
Los bosques ayudan a regular el clima y a mantener las cuencas hidrográficas y el suministro de agua limpia, en tanto que actúan también como sumideros de carbono, limpian el aire que se respira y ayudan a preservar y a proteger la biodiversidad, ya que muchas especies dependen de ello.
El informe identifica la pérdida y la degradación del hábitat, el riesgo que suponen las especies exóticas invasoras, la contaminación y el cambio climámtico como los cuatro principales desafíos a los que se enfrentan los bosques europeos hoy en día, lo que se combina con actividades como la explotación forestal, la expansión urbana o el aumento del uso de zonas boscosas de los seres humanos para el ocio.