En el año 2009 se produjeron en España cerca de 300 incendios provocados por cigarros mal acabados. Algo se podría hacer, pensarían en la Unión Europea para reducir esta cifra y de ahí surgió la idea de promover una norma para que las compañías tabacaleras cambiaran el papel de los cigarrillos con el fin de facilitar que éstos se apaguen si no hay caladas del fumador. Esos cigarrillos ya estan entre nosotros. Marcas como Fortuna o Nobel ya empiezan a distribuirlos por los estancos aunque hay algunos establecimientos cuyos dependientes se han enterado de la novedad por los medios de comunicación tal y como reconocía Alfonso Gil que trabaja en un estanco de la calle Juan Bravo.
Aunquen llevan días entre nosotros los consumidores no sabían con certeza que es lo que notaban. No se trata de cigarrillos de combustión lenta o que cuenten con un papel más grueso. La realidad es que a lo largo del cigarrillo existen unas bandas de papel ignífugo que hacen que se apague si el fumador no tiene una secuencia frecuente de caladas. No existen diferencias en el sabor del cigarrillo puesto que el tabaco es el mismo ni tampoco el fumador notará diferencia alguna a la hora de consumir su cigarrillo. Lo único que puede ocurrir tal y como afirma Miguel Angel Martín, director de comunicación de Altadis, es que si el fumador deja sobre el cenicero su cigarro un poco más de la cuenta se puede encontrar con que éste se haya apagado a medio consumir.
Con esta iniciativa la Unión Europea ha seguido los pasos de otros lugares que desde el año 2004 utilizan cigarrillos que se apagan sólos. Los ejemplos más claros son Nueva York y Canadá.