Beber un aperitivo para abrir el apetito es una práctica humana desde hace siglos y los estudios modernos confirman que el alcohol favorece el hambre. Ahora un grupo de científicos han descubierto, en ratones, el motivo: el alcohol activa las mismas neuronas que normalmente estimulan el hambre.
Un artículo que publica hoy Nature Communications establece ese vínculo en un estudio realizado con ratones, el cual puede ayudar a entender porque el consumo de alcohol lleva a la sobreingesta de alimentos.
Beber alcohol se asocia al consumo excesivo de comida, pero las causas subyacentes no están claras pues esa sustancia tiene muchas calorías y la ingesta de calorías normalmente suprime las señales de apetito del cerebro, según un estudio del Instituto Francis Crick, de la University College y del King's College, todos ellos de Londres.
El grupo de expertos, dirigido por Denis Burdakov, identificó los mecanismos neuronales que generan este comportamiento en ratones y demostraron que los componentes fundamentales de los circuitos de la alimentación en el cerebro, ubicados en el hipotálamo, también son activados por el alcohol.
Además descubrieron que la actividad de las neuronas Agrp del hipotálamo es esencial en la sobreingesta de alimentos inducida por el etanol, uno de los componentes del alcohol, en ausencia de factores sociales que puedan inducir a comer en exceso.
Para el estudio, los científicos suministraron a los ratones 180 mililitros de alcohol durante tres días, lo que condujo a un "significativo" incremento de la ingesta de comida en comparación con los roedores del grupo de control a los que se les administró alcohol.
Los autores descubrieron que las neuronas Agrp que estimulan el hambre, las cuales forman parte del circuito de alimentación en el cerebro de los ratones también se veían activadas por el alcohol y si se eliminaba la actividad de esas neuronas también eliminaba la sobreingesta de alimentos provocada por esa sustancia.