Entre aplausos, cánticos y sonrisas han llegado este domingo al puerto de Valencia los inmigrantes de la flotilla del Aquarius, atendidos por un gran dispositivo de emergencia y quienes, pese al permiso extraordinario de 45 días de estancia en España que les ofrece ahora el Gobierno, se enfrentan a un futuro incierto mientras se dirime para muchos de ellos su condición de refugiado.