La batalla de las elecciones andaluzas del 22 de marzo, el banco de pruebas de la política nacional, alcanza el ecuador con las mismas incertidumbres que cuando empezó, apuntando a un inminente escenario sin mayorías absolutas y a una nueva cultura de pactos políticos en Andalucía.
Faltan ocho días para que la carrera electoral toque a su fin y, según han ido consumiéndose las jornadas, los distintos actores de la campaña han puesto de manifiesto la previsible confrontación izquierda y derecha, entre el PSOE y el PP, pero también la lucha de entre los partidos tradicionales y los nuevos, Podemos y Ciudadanos.
La irrupción de estos últimos, fomentada por las distintas encuestas y el empuje mediático de sus líderes nacionales (Pablo Iglesias y Albert Rivera) ha abierto en Andalucía otras dos 'trincheras' políticas: el PSOE intenta defender su territorio por el avance de Podemos y el PP el suyo ante el vertiginoso auge de Ciudadanos entre los votantes de centro-derecha.
Todas las encuestas apuntan desde el triunfo claro pero insuficiente para formar gobierno en solitario del PSOE-A y la tendencia la baja del PP-A hasta el ascenso de Podemos y Ciudadanos, y a una importante pérdida de apoyos de IU.
De confirmarse este tablero político, el Parlamento autonómico (109 diputados) abriría una etapa nueva en la que los pactos tendrán una importancia sin precedentes en Andalucía para conseguir la mayoría estable de 55 escaños. No obstante, todos los sondeos pronosticaron en el 2012 una mayoría absoluta del PP-A y, finalmente, fueron el PSOE e IU los que formaron gobierno.
Los pronósticos demoscópicos coinciden igualmente en situar a los indecisos en el 40 %, una tabla de salvación a la que se están agarrando los candidatos para intentar mejorar su estimación en los mítines y en el primer debate televisivo para 'vender' el voto útil.
Así ocurrió en Canal Sur TV, donde los candidatos a presidir la Junta con representación parlamentaria del PP, PSOE e IU, Juanma Moreno, Susana Díaz y Antonio Maíllo, libraron su primer asalto ante en un debate televisado, al que seguirá otro similar el próximo lunes en TVE antes del dictamen de las urnas.
Moreno y Díaz cruzaron acusaciones sobre la corrupción y el paro, mientras Maíllo instó a ambos a pedir perdón. Los tres se atribuyeron la defensa de los más vulnerables en una cita que, según algunos medios, "dio oxígeno" al candidato popular.
Al día siguiente, la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, lo resumió avisando a la candidata socialista: "Susana (Díaz), éste se ha venido totalmente arriba, menuda campaña te espera, bonita". Díaz replicó que responderá a la vicepresidenta en la urnas y que "les queda presidenta de la Junta para mucho tiempo".
La presencia de líderes nacionales está siendo otra de las constantes en una campaña ensayo de las estrategias nacionales. El presidente Mariano Rajoy anotará hasta cinco visitas para arropar al candidato Juanma Moreno, por las dos que tiene previstas el secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, en la campaña más personalista de Susana Díaz.
A estos se suman, Cayo Lara y Alberto Garzón, por IU; Pablo Iglesias e Íñigo Errejón (Podemos); la insistente presencia de Albert Rivera (Ciudadanos) y Rosa Díaz (UPyD). En los mítines todos los candidatos son el cambio. En las propuestas, la lucha contra la corrupción, la creación de empleo y la transparencia de la gestión de gobierno ha sobresalido en las opciones de los principales candidatos.
Susana Díaz ha prometido bajar los impuestos y una oficina para prevenir el fraude y la corrupción. Si el Gobierno salda "1.235 millones de deuda", rebajará entre 2 y 3,5 puntos el tramo autonómico del IRPF.
Juanma Moreno, que destinará más medios para los jueces que instruyen macrocausas, pretende crear 600.000 puestos de trabajo en la comunidad entre el 2015 y el 2016 con "reformas, bajada de impuestos, atracción de inversiones y control de las arcas públicas".
Antonio Maíllo (IU), que quiere ser el "primer presidente feminista", pretende poner en marcha el Banco Público, crear 200.000 empleos y garantiza la "corrupción cero". Teresa Rodríguez (Podemos) cifra en 215 millones el coste de las principales medidas que aplicaría en los cien primeros días de gobierno, entre ellas el rescate ciudadano y garantizar la vivienda.