La Dirección General de Tráfico (DGT) pondrá en marcha a partir del próximo 9 de julio una campaña de "tolerancia cero" con el consumo de drogas al volante, con miles de controles "en todas las vías, horas y días de la semana".
Los controles de drogas serán aleatorios; no hace falta haber cometido previamente una infracción de tráfico, y se realizarán mediante una sencilla prueba con una pequeña muestra de saliva, que se llevará a cabo inmediatamente después de los habituales test de alcoholemia.
Si este primer test -que detecta un consumo de hace pocas horas- ya arroja un resultado positivo de drogas, el conductor no podrá seguir conduciendo y se le practicará una segunda muestra mucho más precisa que se remitirá con todas las garantías y custodias a un laboratorio.
Solo en los casos en los que este segundo test confirme el positivo, se sancionará al conductor, bien por una falta administrativa o por la vía penal, si las condiciones psicofísicas están claramente alteradas.
En cualquier caso, si el ciudadano desea realizarse una prueba de contraste, se le llevará a un hospital para que se le extraiga otra muestra.
La sanción administrativa será idéntica a la del consumo de alcohol: 500 euros de multa y la pérdida de seis puntos del carné.
Cuando la infracción sea de tipo penal, la ley establece penas de prisión de tres a seis meses o multa económica de seis a doce meses de cuantía que fijará el juez, trabajos en beneficio de la comunidad y retirada del carné de uno a cuatro años.
Las drogas son las responsables de uno de cada cuatro muertos en accidente de tráfico y su consumo multiplica entre dos y siete veces las posibilidades de tener un accidente. De hecho, según los últimos datos del Instituto Nacional de Toxicología, el 15 por ciento de los conductores muertos el año pasado había consumido algún tipo de droga antes de ponerse al volante y un 7 por ciento conducía bajo los efectos de drogas y alcohol.
España es uno de los países del mundo con mayor consumo de cocaína y cannabis, y ello se refleja también en los conductores: un 19,4 por ciento conduce después de haber tomado drogas, y 3 de cada 100, con la "mezcla explosiva" de estupefacientes y alcohol.
"Si ningún conductor hubiera tomado drogas el año pasado se hubieran evitado 480 muertes", ha destacado en la presentación de la campaña el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, acompañado por la directora general de Tráfico, María Seguí.
Fernández Díaz ha dejado claro que la campaña no trata de perseguir a las personas que consumen drogas, sino de detectar a quienes se ponen al volante bajo sus efectos, por su bien y por el del resto de ciudadanos.
"No abandonamos para nada en absoluto el principio de tolerancia cero con el alcohol; ahora añadimos con esta campaña la tolerancia cero a las drogas", ha aclarado.
TRÁFICO ESTUDIA REDUCIR LA VELOCIDAD MÁXIMA EN CARRETERAS Y SUBIRLA EN AUTOVÍAS
El ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, ha dicho hoy que la Dirección General de Tráfico (DGT) se está planteando aumentar la diferencia entre los límites de velocidad de las carreteras convencionales y las autovías, bien reduciendo el primero, bien aumentando el segundo o haciendo ambas cosas.
Fernández Díaz ha afirmado que "no parece razonable" que en las carreteras convencionales, las más peligrosas, se pueda circular hasta a 100 kilómetros por hora, mientras que en una autovía, que cuenta con más medidas de seguridad, la velocidad máxima sea solo de 120.
La idea, según ha explicado el ministro del Interior, es que el diferencial entre la velocidad máxima en carretera y en autovía no sea tan estrecho.
Fernández Díaz ha reconocido que existe un "debate social" entre quienes apuestan por incrementar los límites o quienes abogan por no cambiarlos, debate del que no es ajeno la DGT, aunque de momento, ha subrayado, "no hay tomada una decisión".
El pasado mes de marzo en una comparecencia parlamentaria, el propio ministro del Interior ya se mostró "abierto" a estudiar el tema. Fernández Díaz aseguró que un ligero incremento de la velocidad máxima en estas vías no tendría "tanta incidencia" en las cifras de siniestralidad, toda vez que el 75 por ciento de los accidentes mortales se registran en carreteras convencionales.