Siguen las reacciones a la polémica del uso de las lenguas cooficiales y de traductores en el Senado. División en las propias filas socialistas. Si ayer se desmarcaban de la línea oficial Guerra y Bono, hoy ha sido el presidente de Extremadura. Tambien, el presidente autonómico de Cantabria muestra su rechazo y sostiene que convertir el Senado en una torre de Babel es una pantochada.
El presidente extremeño, Guillermo Fernández Vara, ha admitido que, "por mucho que queramos" es difícil explicar que ciudadanos de un mismo país y que tienen una lengua común hablen en la que no es común, como ocurre en el Senado con las lenguas cooficiales. En su opinión, los senadores que desean hablar en lenguas autonómicas en el Senado "están en su derecho", pero también tienen "la obligación" de que el resto les entiendan en la "lengua de todos".
Fernández Vara proponía una "vía intermedia" que no obligaría a utilizar el sistema de traducción simultánea. Se trataría de permitir a los senadores que expongan su argumentos en su lengua para a continuación repetir la intervención en castellano, es decir, "en la que compartimos".
"Lo otro es complicado de entender", ha afirmado el presidente de Extremadura, quien ha aclarado que no es partidario en ningún caso de prohibir la utilización de las lenguas cooficiales en la cámara territorial, puesto que respeta "a los que defienden su lengua, siempre que sepan que luego hay una lengua que compartimos".
El ex presidente de la Comunidad de Madrid, el socialista Joaquín Leguina, en una entrevista digital en el diario El Mundo asegura que "lo que han conseguido los nacionalistas es convertir al Senado en una cámara 'multinacional'. Ése era el objetivo". Leguina reconoce no estar preocupado por el coste de la necesaria utilización de traductores en el Senado para las lenguas cooficiales, sino por "la bajada de pantalones" del Gobierno.
Por su parte, el presidente cántabro, Miguel Angel Revilla, mostraba su desacuerdo con el uso de las lenguas cooficiales en los plenos del Senado y la implantación de un sistema de traducción simultánea. Revilla cree que "convertir el Senado en una Torre de Babel" es "una patochada y una pérdida de tiempo", a lo que hay que sumar el coste económico que tiene esta iniciativa, que, en su opinión, "es lo de menos".
El presidente cántabro se ha referido a una "imagen" que "causa perplejidad" a todos los españoles y, "mucho más" a los extranjeros, que es la del ex presidente de la Generalitat, José Montilla, "que es de Córdoba", hablando en el Senado con el vicepresidente tercero del Gobierno y ministro de Política Territorial y Administración Pública, Manuel Chaves, "que es de Sevilla", y "obligándole" a ponerse "un pinganillo". "A mí me causa perplejidad", ha manifestado Revilla.
Revilla estima que hay "mil maneras" de hablar las lenguas cooficiales, como en los parlamentos o televisiones autonómicas. "El catalán es una lengua maravillosa, y el vasco y el gallego. Pues que se hable en sus territorios. Es mi opinión" y "lo que escucho yo por la calle".
Por el contrario, el ministro de Justicia, Francisco Caamaño, ha mostrado su "satisfacción" porque en la Cámara de representación territorial "todas las lenguas de España estén presentes" y ha ahondado en el "precio" y el "valor" que posee el "patrimonio cultural de los españoles". Caamaño se mostraba dispuesto a contestar en gallego, si un parlamentario le formula una pregunta en esta lengua en la Cámara Alta.