El Papa consagrará la Sagrada Familia de Gaudí, un templo inacabado despues de 128 años

La ciudad de Barcelona se prepara para recibir la noche del próximo sábado a Benedicto XVI, que el domingo presidirá la ceremonia de dedicación de la Sagrada Familia en un acto íntimo, justo 28 años después del baño de masas de Juan Pablo II en el Camp Nou, pero cuya proyección mundial se calcula que alcanzará una audiencia de 150 millones de personas.

La del actual Pontífice, será una visita relámpago que durará escasamente 22 horas teniendo en cuenta que aterrizará en el Aeropuerto de El Prat a las 21 horas del sábado, para pernoctar en el Palacio Arzobispal, y partirá a las 19.15 horas del domingo, tras una despedida oficial del Rey.

La jornada comenzará con un recorrido en Papamóvil por el centro de Barcelona hasta el templo expiatorio de Antoni Gaudí, uno de los monumentos más visitados de la ciudad, y proseguirá con un almuerzo con obispos y cardenales, y una visita a la Obra Benéfica Niño Dios, conducida por hermanas franciscanas que atiende a niños discapacitados físicos y psíquicos.

LA SAGRADA FAMILIA DE GAUDÍ, LA GRAN CATEDRAL DEL SIGLO XXI

Icono destacado del 'skyline' de la ciudad de Barcelona y obra maestra del arquitecto modernista Antoni Gaudí, La Sagrada Familia, que el Papa consagrará el próximo día 7, se convertirá en los próximos veinte años en la gran catedral del siglo XXI.

Al igual que las catedrales medievales, en cuya construcción se tardaba siglos, la Sagrada Familia acumula ya 128 años desde que el arquitecto diocesano Francisco de Paula del Villar comenzó el proyecto de una iglesia neogótica el 19 de marzo de 1882, un proyecto al que se incorporó un joven Gaudí a finales de 1883.

Cuando muere Gaudí en 1926, el arquitecto sólo había visto construido el primer campanario de la fachada del Nacimiento, dedicado a San Bernabé, de 100 metros de altura. Continuaron su labor otros seis arquitectos siempre segun sus directrices, sus planos y, sobre todo, las maquetas de yeso a escala 1:10 que se salvaron del incendio que destruyó su taller durante la Guerra Civil.

Al morir Gaudí, asumió la dirección de las obras su estrecho colaborador Domènec Sugrañes hasta 1938, y tras la guerra dirigieron las obras sucesivamente Francesc de Paula Quintana Vidal, Isidre Puig Boada y Lluís Bonet Garí, colaboradores de Gaudí, personas que conocieron al maestro; y posteriormente, Francesc de Paula Cardoner Blanch y Jordi Bonet Armengol, que ocupa el cargo desde 1984. El propio Bonet recuerda que en la última visita al templo del secretario de Estado Vaticano, Tarcisio Bertone, para preparar la visita del Papa, sus palabras no pudieron ser más elocuentes: "Gaudí es el Dante de la arquitectura".

Desde sus inicios, el templo siempre ha sido expiatorio, pues su construcción se ha financiado con donativos, a los que se han sumado en los últimos años el dinero que dejan en taquilla los más de 2 millones de turistas anuales que visitan la Sagrada Familia.

Gaudí inició el proyecto por la cripta, el espacio en el que hoy se encuentra su tumba, pero cuando comenzó las obras del ábside y del claustro, un importante donativo anónimo empujó al arquitecto a desestimar el proyecto neogótico inicial y a acometer una obra de más envergadura: una iglesia de grandes dimensiones, con planta de cruz latina, que, en lugar de una, tendría 18 torres de gran altura.

En su visita al templo, el Papa encontrará, explica Bonet, la totalidad del espacio que ocupa la iglesia "totalmente cubierto y cerrado", que incluye, además de la nave central y las laterales, el transepto, las capillas del ábside y el deambulatorio o girola.

Tras el acto del día 7, añade Bonet, el día siguiente continuarán las obras por encima de la cubierta para levantar el cimborrio más alto, dedicado a Jesucristo, que se alzará hasta los 170 metros.

Para más adelante quedarán los cimborrios dedicados a la Virgen María y a los cuatro evangelistas (Juan, Lucas, Marcos y Mateo) y las cuatro torres de la fachada de la Gloria, dedicados a los apóstoles Pedro, Pablo, Andrés y Jaime; así como el claustro perimetral, otra de las peculiaridades de la basílica barcelonesa.

En enero está previsto que comiencen las obras de una de las dos sacristías, la que se encuentra junto a la fachada de la Pasión.

En 2015 asomarán ya las cuatro torres de los evangelistas, por lo que la vista habitual del Templo, con sus ocho torres, cambiará, y cuando se acaben las obras en el primer tercio de este siglo, se convertirá en el edificio más alto de la ciudad, por encima de la Torre Mapfre y el Hotel Arts (154 metros) y de la Torre Agbar (142).

Para el final quedará la resolución de la fachada de la Gloria, la que se erigirá en la calle Mallorca, junto al discutido túnel del AVE. Su proyecto será realizado en la Universidad de Melbourne, donde se desarrollarán modelos tridimensionales a partir de los escasos fragmentos y fotografías originales conservados de la reproducción a escala que había hecho Gaudí.