'Cazadores' cazados. La Guardia Civil ha investigado a 203 personas en una operación de envergadura contra el tráfico furtivo de animales. Practicaban el contrabando con marfil, anguilas y animales vivos. En la operación se han decomisado 2.296 especímenes de 70 especies protegidas.
Tráfico de animales, tercer delito con más beneficios
El tráfico ilegal de animales es “el tercer tipo de delito que más beneficio reporta tras el tráfico de drogas y el de personas”, explicó en una rueda de prensa el comandante Sergio Rodríguez, perteneciente al Servicio de Protección de la Naturaleza de la Guardia Civil (Seprona). La operación, que se ha dividido en tres fases junto a Europol e Interpol, comenzó en abril.
Mercado ilegal de angulas
La primera parte de la operación se centró en el mercado ilegal de angulas europeas hacia países asiáticos, donde se engorda en granjas y se comercializa como anguila de vuelta a Europa. De un kilo de angulas se pueden obtener, según la Guardia Civil, unos beneficios de más de un millón de euros tras este proceso.
Durante esta fase se llevaron a cabo un total de 196 inspecciones en restaurantes y locales de alimentación repartidos por España de la mano del Servicio de Criminalística de la Guardia Civil, que recogió muestras para detectar anguila europea.
Tráfico ilegal de reptiles
En la segunda fase, que se desarrolló entre finales de abril y principios de mayo, el Seprona centró la operación en el tráfico ilegal de reptiles de la mano de Interpol y Europol. La parte más significativa fue la detección de 76 caparazones de tortugas gigantes de Aldabra, considerada una especie protegida, que llevaba un pasajero en el Aeropuerto de El Prat de Barcelona. Estos especímenes estaban valorados en 114.000 euros en el mercado ilícito.
Asimismo, los agentes también se incautaron en el marco de esta operación de 113 especímenes de tortuga estrellada de Madagascar, que está en peligro crítico como especie amenazada, y ejemplares de tortuga mora, también amenazada, en las provincias de Málaga, Almería y Murcia.
A la caza del marfil
Ya en la tercera fase de la operación, desarrollada en el mes de junio, la Guardia Civil centró su atención en el tráfico ilegal de marfil. En el marco de la operación internacional ‘Thunderball’, los agentes focalizaron en el marfil procedente del elefante africano, cuya población ha descendido un 30% en los últimos siete años como consecuencia de la caza furtiva.En esta fase, la de más envergadura de toda la operación, el Seprona investigó o detuvo a 197 personas por tráfico ilícito de especies, contrabando o falsedad documental. En total, los agentes se hicieron con 543 piezas de marfil con un precio de mercado de unos 400.000 euros, tanto en tallados como en colmillos en bruto.Asimismo, se incautaron de ‘trofeos’ de caza de especies amenazadas, como pieles de lince boreal, caparazones de tortuga carey y cuernos de rinoceronte africano, cuyo precio alcanzaría unos 60.000 euros por kilo.
Zoo clandestino en Badajoz
La Guardia Civil también intervino un zoo ilegal en Badajoz, donde se hallaron 313 animales vivos sin autorización y, algunos de ellos, declarados especies protegidas, como el puercoespín africano o la grulla coronada.
Aunque, como explicó el comandante Rodríguez, las penas por tráfico de animales no son muy elevadas -algunas no llegan al año de prisión-, los implicados sí se enfrentan a otros delitos como pertenencia a grupo criminal o delitos de blanqueo de capitales, así como falsedad documental. Eso les puede acarrear unas penas, según la Benemérita, de entre tres y cuatro años. “Es más rentable que traficar con droga”, lamentó el oficial.
Por primera vez se utiliza la prueba de carbono 14
En la operación también ha jugado un importante papel el Ministerio para la Transición Ecológica, que ha prestado los medios necesarios para la prueba del carbono 14 en la primera vez que se aplica en España para estos fines. De esta manera se consigue determinar la antigüedad del marfil.Esto resulta clave porque el marfil procedente de elefantes matados después de 1947 está prohibido en la Unión Europea. Actualmente las pruebas están siendo investigadas en el Centro Nacional de Aceleradores de la Universidad de Sevilla y el CSIC.