Casi un millón de madrileños visitan estos días los cementerios madrileños

  • Del total de defunciones registradas en la región, más de un tercio han sido cremaciones

Alrededor de millón de personas visitarán estos días los 22 cementerios madrileños para recordar a sus seres queridos con motivo del Día de Todos los Santos y el Día de Todos los Difuntos.

Este año, debido a que la festividad cae en viernes, las visitas se han espaciado más, ya que algunos los han adelantado al fin de semana pasado porque se han cogido el puente, aunque otros muchos lo harán este fin de semana.

La asistencia a los cementerios ya ha sido importante estos días y el fin de semana pasado, pero aumentará mañana el Día de Todos los Santos, con una máxima concentración entre las 10.30 y las 13 horas, según informan fuentes de la Empresa Mixta de Servicios Funerarios de Madrid (EMSF).

El cementerio de la Almudena abrirá estos días su horario habitual de 8 a 19 horas. Ante la previsión de posibles atascos a las entradas, se recomienda utilizar los autobuses municipales, que han reforzado su servicio.

Los camposanto más poblados será precisamente el de La Almudena, que cuenta con 120 hectáreas, y en el que se esperan medio millón de visitas. El histórico camposanto de La Almudena tiene 125 años, 280.000 unidades de enterramiento y bajo sus nichos descansan más de 4 millones de almas. Después se sitúa el Tanatorio Sur de Carabanchel, con 87 hectáreas. A gran distancia se sitúa el de Fuencarral, con 10 hectáreas de suelo dedicado a los nichos.

AUMENTO PAULATINO DE LAS CREMACIONES

Por otra parte, cada año se detecta un aumento paulatino del número de cremaciones, hasta representar unas 10.000 al año en la capital, lo que supone más de un tercio del total de servicios funerarios, según han indicado las mismas fuentes.

Aunque el primer horno crematorio de la Funeraria municipal se inauguró en marzo de 1975, fue a partir de 1985 cuando comenzó el auge de este tipo de servicios fúnebres.

De las incineraciones de los últimos años, en torno a la mitad de las cenizas de las personas fenecidas pasaron a manos de la familia, un 40 por ciento acabaron en nichos y columbarios de cementerios y el resto fueron custodiados por los camposantos.