Una joven a la que su madre obligó a prostituirse ha ratificado en el juicio los hechos que denunció en septiembre de 2010 y ha relatado que llegó a raparse la cabeza al cero para que la vieran "menos atractiva" los hombres que acudían a los clubs de alterne donde la llevaba la pareja de su madre.
"Yo no quería, pero me decía que mi familia en Paraguay estaba mal", ha manifestado en el juicio la víctima, quien tenía 16 años cuando sucedieron los hechos.
Su madre se ha sentado en el banquillo de los acusados de la Audiencia de Madrid, junto con el que era entonces su pareja sentimental. Nidia Rosa C. C. y Juan Antonio L. P. son juzgados por un delito de prostitución con agravante de parentesco. La Fiscalía solicita una pena de seis años de prisión para ella y de cinco años de prisión para él.
En su declaración, la acusado ha negado que obligara a su hija a prostituirse y ha asegurado que todos los días la llevaba al colegio, junto a su hermana pequeña. Además, ha relatado que su hija era muy rebelde porque quería libertad, justificando así la denuncia en la que le acusó de los hechos juzgados.
De igual modo, el otro acusado ha negado que tuviera constancia de que su pareja obligaba a su hija a ejercer la prostitución, negando igualmente que fuera él quien la llevaba a los clubs de alterne que le indicaba la acusada.
Tras un biombo para evitar la confrontación visual con los acusados, la chica ha ratificado la denuncia que interpuso en 2010 contra su madre y su entonces pareja por obligarla a ir a clubs de alterne a ejercer de meretriz. A trompicones y entre sollozos, ha dicho que su madre le comentó que lo tenía que hacer porque su familia en Paraguay lo estaba pasando mal.
"Me dijo que eso es lo que había y que no se podía hacer otra cosa. Me rapé el pelo para que me vieran menos atractiva. Lo tengo todo muy enterrado y me cuesta sacarlo", ha admitido la chica después de que el tribunal le ofreciera interrumpir la declaración durante unos minutos.
HECHOS JUZGADOS
Según el fiscal, la procesada, de nacionalidad paraguaya y en situación irregular en el territorio español, obligó a su hija, nacida el 10 de junio de 1993, a ejercer la prostitución en distintos locales de alterne desde que ésta tenía quince años de edad.
La situación se mantuvo durante aproximadamente un año. Para vencer la resistencia de la joven, su madre le decía que necesitaba el dinero para satisfacer las necesidades de alimentación de todos los hermanos y la amenazaba con que, si ella se negaba, la actividad la realizaría una hermana dos años menor que ella.
El compañero sentimental de la acusada y asimismo acusado, Juan Antonio L., actuado de común acuerdo con la mujer, en ocasiones llevaba con su propio vehículo a la joven a los clubs de alterne o bien la recogía de los mismos.