Los hosteleros quieren evitar a toda costa los planes del Ayuntamiento para que sea declarada como zona de protección acústica especial. Supondría, entre otras cosas, reducir los horarios de bares y discotecas.
Los hosteleros están aplicando sus propias medidas y ultiman la instalación de sus moquetas para evitar que el arrastre de sillas y mesas destroce los nervios de los vecinos. Otros incluso han sustituido ya el mobiliario metálico por muebles de resina menos ruidosos.
Se trata de medidas ya consensuadas entre empresarios y vecinos que aplican casi los 35 locales de la zona arrojando resultados satisfactorios. El objetivo no es otro que evitar las restricciones de una nueva zona de protección acústica, un pacto para buscar la convivencia sin damnificados.