Dice una italiana "enamorada" de Madrid que para conocer esta "ciudad grande con alma de pueblo" es "imprescindible" visitar Malasaña, La Latina o la Plaza del Dos de Mayo, y acudir a la marcha del Orgullo Gay o a beber agua en la fuente de la Ermita de San Isidro durante las fiestas patronales.
Francesca Nuzzaco, oriunda del sur de Italia, visitó por primera vez la capital española con 26 años y ahora, a sus 32, "prometida" con un madrileño que encontró en Roma, acaba de auto-editar el libro "Madrid fuori circuito", en el que consigna decenas de lugares y experiencias que no suele ver en las guías turísticas y que a ella le encantan.
La autora cree que, aparte de los museos y lugares históricos, Madrid tiene rincones y experiencias alejadas del turismo "convencional", como un restaurante chino que hay debajo de la Plaza de España o una calle dedicada a la pajarería en El Rastro, donde "el pío, pío, pío" le dejó fascinada la primera vez que lo escuchó.
La autora del libro dice que poco después de haber vivido en Madrid el desconcierto y algo de la "soledad" del recién llegado, descubrió que el "encanto" de la ciudad está en su gente, en su "alegría", en su modo de vivir y en la rapidez y calidez con la que sus moradores acogen al extraño.
Poco después de instalarse en la capital, la autora se entregó a la publicación de un 'blog' en el que cuenta en italiano su vida madrileña.
El eco de sus comentarios y recomendaciones hizo que una editorial italiana le pidiera una guía turística alternativa con las claves para visitar la capital de España con su punto de vista.
Francesca invirtió un año en la redacción de su texto y cuando lo tenía listo para publicar le llegó la noticia de la clausura de la editorial.
Entonces se le ocurrió la idea de que el material se hiciera libro y ahí está, para invitar con él "a proyectar una mirada más amplia y reflexiva" sobre Madrid: "Muchas veces caminamos por la calle mirando la ciudad sin perspectiva, sin darnos cuenta de las cosas tan peculiares que nos rodean", dice Francesca.
A ella aún le sorprenden costumbres como la de estar conversando en casa con amigos después de cenar y que, a la una de la madrugada, alguien pregunte "entonces, ¿a dónde vamos?" y que la vuelta a casa se produzca "¡a las nueve de la mañana!".
Más cosas: Francesca dice que en Italia los bares "buenos" están impecables pero que, en Madrid, si hay ruido, aglomeración y basura en el suelo es porque la entrada al lugar es obligada.
Por eso cita en su libro los lugares a los que hay que acudir para comer tortilla de patatas, cocido, bocadillos de calamares, patatas "bravas" o "alioli", croquetas de bacalao o paella, o dónde tomar el "vermú" a la manera de los locales.
LAVAPIÉS
Otro de sus hallazgos es "el barrio internacional de Lavapiés, con su mezcla de españoles con decenas de otras nacionalidades", donde "la convivencia se ha convertido en buena y se vive tranquilamente".
Nuzzaco ha incluido también el Madrid del cineasta Pedro Almodóvar con diversas localizaciones -calles, casas, bares- de sus películas.
También sugiere la "experiencia imprescindible" que supone participar en el Orgullo Gay, "la fiesta de la libertad y del amor", porque -dice- es "un acontecimiento con gente de muchos países unida por algo grande que abre la mente y refleja el carácter abierto y tolerante de la mayoría de los madrileños".
En su "Madrid fuori circuito", Francesca Nuzzaco celebra las fiestas castizas, como La Paloma y San Isidro, con sus formas de vestir y su ritos de tradición, como la de acudir a la Ermita de San Isidro, a la pradera y a la fuente para beber su agua "milagrosa".
EDIFICIO METRÓPOLIS
La larga lista de sugerencias que hace la autora incluye ir a fotografiar el Edificio Metrópolis, en la Gran Vía; las Torres Blancas, en la Avenida de América, la antigua sede de la Embajada Británica, en la calle Fernando el Santo, o los atardeceres desde la azotea del Círculo de Bellas Artes.
Francesca Nuzzaco cree que desplazarse por Madrid es fácil gracias a que el transporte público "funciona muy bien", aunque también encuentra muy "peculiar" la posibilidad de recorrer en bicicleta el circuito del Parque Madrid-Río, la Casa de Campo o visitar el Jardín Botánico.
Y hasta sugiere una visita "emocionada" frente al monumento instalado en el Parque de El Retiro en memoria de los atentados terroristas que el 11 de marzo de 2004 ocasionaron en Madrid la muerte a 191 personas y heridas y secuelas a otras 2.500.
Y para cuando se agoten las posibilidades de la capital, la autora tiene más sugerencias a pocos kilómetros: Aranjuez o El Escorial "para tomar el aire en sitios más tranquilos".