Doce familias de Navalcarnero que viven en un espacio natural del Parque Regional del Guadarrama tienen que echar abajo sus casas. Compraron el terreno hace 18 años, en el paraja denominado El Soto, perteneciente al termino municipal de Navalcarnero, sin saber- dicen- que era un espacio protegido y construyeron viviendas.
Lo que comenzó con un aparcamiento de caravanas y atracciones de ferias, se ha convertido, según el expediente sancionador de la Consejería de Medioambiente, en un enclave de casetas de obras y subparcelaciones que se acercan peligrosamente a la depuradora.
Un juez les obliga ahora a que tiren sus casas porque la parcela debe volver a su estado original. Los propietarios han recurrido la sentencia.