Un dispositivo especial de seguridad vigiló la apertura de las criptas del Valle de los Caídos con el objetivo de que la operación no trascendiera. Los trabajos comenzaron el pasado 6 de septiembre pero las labores más específicas se realizaron los días 8 y 9 del mismo mes.
Hasta ese momento, las criptas habían permanecido cerrado durante más de 40 años. Da fe de esto la inscripción que existe detrás de un gran tríptico escrita en yeso a mano alzada: "Se cerró l 28-12-68", según publica esta semana la revista Interviú que ya informó en su anterior número que el Gobierno había entrado "en secreto" en el Valle de los Caídos el 6 de septiembre. El Gobierno, por su parte, ha explicado que llevaba haciendo "catas" desde mayo a septiembre y que se hizo con total transparencia.
Varios vigilantes fueron convocados de urgencia el 6 de septiembre para montar guardias rotativas, de forma que el interior de la basílica estuviera custodiado tanto de día como de noche. Los trabajadores recibieron órdenes precisas: "ni una sola persona debía entrar en la zona y, sobre todo, nada de fotos". La seguridad normal del Valle consiste en que los vigilantes custodian el interior del complejo desde las 10 de la mañana hasta las 6 de la tarde.
Los albañiles llegaron desde la localidad madrileña de Las Rozas y, para evitar cualquier problema, "trasladaron los escombros en furgoneta fuera del recinto por la cuadrilla externa contratada por Patrimonio Histórico, pese a que el organismo cuenta con sus propios albañiles para el mantenimiento del monumento".
Dos días más tarde, el 8 de septiembre, una vez que pudieron acceder a los osarios, los expertos entraron acompañados de familiares de víctimas republicanas que habían solicitado subvenciones para localizar los restos.
Hace casi dos años, informa la revista, los técnicos hicieron un pequeño hueco por el que introdujeron una sonda una microcámara para comprobar el estado de las criptas.