Los campos de golf de la Comunidad de Madrid habilitarán zonas de refugio para algunas especies animales, liberarán ejemplares de aves, ardillas, lirones o murciélagos, colocarán cajas-nido para aves insectívoras y adecuarán sus balsas de agua para los anfibios, entre otras iniciativas. El objetivo es convertirlos en lo que el viceconsejero madrileño de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio, Manuel Beltrán, que hoy ha firmado un convenio de colaboración con los presidentes de cinco campos de golf, ha denominado "reservas de biodiversidad".
El convenio permitirá poner en marcha como experiencia piloto un proyecto denominado Biogolf, que busca aprovechar los campos de golf como espacios naturales y fomentar buenas prácticas ambientales y una gestión eficiente de este tipo de instalaciones.
Los primeros cinco campos en sumarse a esta iniciativa son los de La Herrería (San Lorenzo de El Escorial), Lomas-Bosque (Villaviciosa de Odón), Centro Nacional de Golf (Madrid), El Encín (Alcalá de Henares) y Aranjuez.
Será una experiencia de tres meses que, en función de sus resultados, se extenderá a todos los clubes madrileños con el objetivo final de otorgarles una nueva certificación o sello ambiental.
La fase piloto que ahora inician prevé la realización de un inventario de la fauna y la flora existente, de sus infraestructuras y de su nivel de ecoeficiencia.
Tras ese informe de partida, y de forma coordinada con los campos de golf, se decidirá qué especies de animales y de flora se pueden potenciar en cada caso.
Además de las mencionadas, otra de las medidas que se propondrá a los campos de golf es la optimización del uso del agua mediante la instalación de sistemas de riego avanzados o la plantación de césped con poco requerimiento hídrico.
En este sentido, Beltrán ha recordado que 22 campos de golf de la Comunidad -de los 36 que hay: 26 de 18 hoyos, cuatro de nueve hoyos cortos y seis canchas de prácticas- están ya adheridos al Plan de reutilización de Agua del Canal de Isabel II y otros 14 se encuentran en proceso de solicitar su incorporación.
Además, se implantarán medidas de ahorro energético mediante la sustitución de equipos antiguos por otros de iluminación más eficiente y se revisará la eficiencia en la gestión medioambiental.
El viceconsejero ha destacado que un campo de golf ocupa una superficie de entre 35 y 60 hectáreas y alberga balsas de agua, zonas arboladas y matorral bajo, por lo que "reúne más que de sobra las condiciones para convertirse en un lugar donde habiten animales y plantas autóctonas".
La Comunidad, a través de la Fundación para la Investigación y el Desarrollo Ambiental (FIDA) y la Fundación Arpegio, aportará los medios materiales y humanos necesarios para el desarrollo de estas acciones.
Por su parte, los campos de golf ponen a disposición de la Comunidad sus instalaciones y recursos para ejecutar este plan de acción.
Una vez concluya la fase piloto el próximo mes de mayo, se iniciará el plazo de inscripción para el resto de los clubes.