Los acusados de asesinar a Vargas no recuerdan nada y alegan presión policial

La mayoría de los siete acusados por el asesinato del capo colombiano Leónidas Vargas cuando yacía en una cama del Hospital Doce de Octubre (Madrid) han coincidido hoy en decir que no recuerdan nada sobre ese crimen, y que si alguno reconoció su implicación ante la policía fue bajo presión.

Los agentes "me amenazaron con deportarme a mi país", Colombia, y que allí alguien "me iba a quitar la vida", ha asegurado Jonathan M.R., acusado de entrar junto a Jonathan Andrés O. -presunto autor de los disparos- en el citado hospital sobre las 19 h. el día del crimen, el 8 de enero de 2009. "Nada es verdad" de lo que declaré ante la policía, "me lo inventé", ha señalado Andrei A.C., acusado de tirar al río Guadarrama la pistola -no ha podido ser hallada- con la que se disparó cinco veces a Vargas.

"Los policías me comentaron que si colaboraba y decía que había sido José Jonathan F.O. el autor del asesinato, la familia Vargas no iba a tener represalias contra mí", ha recordado llorando Alexander S.C., acusado de llevar al hospital al autor de los disparos y de esconderle después en su casa del barrio de Usera.

Alexander S.C. ha añadido que si portaba un arma encima cuando fue detenido fue porque un amigo se la dejó a cambio de un préstamo de dinero. Estas declaraciones son ejemplo de la línea que están siguiendo los siete acusados que están siendo juzgados, ante un tribunal popular, en la Audiencia Provincial de Madrid, y que se enfrentan a penas de entre 5 y 28 años de prisión, según la petición del fiscal.

En la tercera sesión de la vista, que continuará esta tarde, las siete defensas han hecho constar en repetidas ocasiones sus protestas porque el tribunal ha permitido al fiscal incorporar las declaraciones que hicieron algunos acusados ante la policía y judicialmente, entendiendo que va en contra de lo que dice la Ley del Jurado y que se vulneran así el derecho de sus clientes.

Sin embargo, el Ministerio Público ha alegado que era necesario unir dichas declaraciones para demostrar así las contradicciones, a su entender, de los acusados.