La actuación del personal Diviertt, la empresa organizadora de la fiesta del Halloween del Madrid Arena del 1 de noviembre de 2012, y de Kontrol 34 puso de manifiesto "un descontrol absoluto" y fue "un auténtico desastre", según Abdón Núñez, el abogado de la familia de Belén Langdon.
De esta forma lo ha expresado antes de la comparecencia de un trabajador de Kontrol 34 en calidad de testigo ante el titular del Juzgado de Instrucción número 51 de Madrid, Eduardo López-Palop, que investiga la muerte de cinco jóvenes a consecuencia de una avalancha humana en el Madrid Arena. "Después de haber analizado 1.200 horas de vídeo, tenemos claro que la gente de Diviertt y de Kontrol 34 no tenía ni idea de cuál era su función", ha subrayado Núñez.
En el Madrid Arena se utilizaron vallas metálicas para separar espacios, lo que está prohibido porque son peligrosas, y se cortaron escaleras, produciendo aglomeraciones de gente "sin sentido" y avalanchas escaleras abajo, ha precisado el letrado de la familia Langdon.
"Cuando acontecen los hechos -ha recalcado Núñez- se ve un absoluto descontrol por parte de estas personas, que no están capacitadas para tomar una decisión que es desalojar por detrás y no por delante. Fue un auténtico desastre".
El testigo de Kontrol 34 que hoy comparecerá ante el juez podrá aportar datos en cuanto a la ubicación del personal e identificar a algunos de sus compañeros. La declaración de otro empleado de Kontrol 34, Manuel Montalvo, que también estaba citado a declarar como testigo por el juez, ha sido suspendida debido a que se encuentra "en paradero desconocido", lo que requerirá alguna averiguación por parte de la Policía.
Según los letrados de las víctimas, Montalvo desempeñaba funciones de seguridad en el interior del Madrid Arena, al igual que los dueños de Kontrol 34, Carlos Manzanares y Emilio Belliard, puesto que a estas tres personas pertenecían los pases de "seguridad interior" que figuran en el informe de la Policía Científica.
Las acusaciones particulares sostienen que Kontrol 34 se ocupaba de la seguridad interior del Madrid Arena, a excepción de las puertas de acceso y evacuación y las cámaras de seguridad que estaban a cargo de Seguriber.
Por su parte, el abogado de Kontrol 34, Óskar Zein, mantiene que esta empresa desarrolló labores auxiliares como ayudar al acceso al recinto, colaborar en el ropero y en las taquillas, pero no tuvo ninguna labor de seguridad interna o externa, que correspondía a Seguriber.