Juntos y revueltos, las gafas de pasta y el pantalón caído han recalado hoy en la jornada inaugural del primer DCode Festival de la historia, gracias a un público casi adolescente que ha brincado con My Chemical Romance y Sum 41 y a otro más talludito y refinado, atraído por Eels y Band of Horses.
El complejo deportivo Cantarranas de la Ciudad Universitaria de Madrid ha dejado este fin de semana de lado el rugby para, gracias a un acuerdo con la Universidad Complutense, convertirse en un inmenso espacio musical, capaz de albergar a más 25.000 personas.
En torno a 11.000 personas, según la organización, han acudido finalmente a estrenar este evento, que aspira a captar al público del desaparecido Summercase y convertirse en el mayor festival de música independiente. Al menos en teoría, porque la inclusión de dos nombres más comerciales ha atraído también a amplios grupos de jovencitas fanáticas.
Los gritos han ido en aumento con los últimos estertores del sol, momento en el que el poderío guitarrero de Sum 41, el primer gran nombre de la jornada, ha entrado en escena.
Los canadienses han convertido su concierto en una fiesta adolescente americana. Su sonido punk rock, en la onda de Blink-182 y The Offspring, responde y promueve la eclosión de testosterona entre el sector masculino más joven de la concurrencia.
A un concierto del cantante Deryck Whibley y los suyos se va a botar. Es una pista de coches de choque sin coches, en la que los jugadores disfrutan tanto de los encontronazos como de los guitarreos. Se trata, en definitiva, de una cuestión de potencia, más que de calidad del sonido, por cierto, emborronado.
Su propuesta roquera enfocada al público más joven concuerda con la de otro de los grandes nombres del cartel de hoy, My Chemical Romance, considerada hasta hace poco una de las bandas paradigmáticas del estilo neogótico "emo".
"Na Na Na" ha lanzado el espectáculo del grupo que, con tan sólo cuatro discos en el mercado, se ha convertido en un fenómeno mundial. Sus canciones engoladas hablan de tiempos oscuros y héroes dispuestos a vencer las sombras, como en "The Umbrella Academy", la exitosa colección de cómic creada por su cantante, Gerard Way.
"Sing", "Welcome to the Black Parade" y "Famous Last Words" son algunos de los trallazos roqueros que la banda de New Jersey (EEUU) ha disparado esta noche, con eficacia y rotundidad.
Otro cantar es lo que han ofrecido entre medias bandas auténticamente alternativas e independientes como Band of Horses e Eels, cuyos recientes conciertos en salas de Madrid dejaron muy buen sabor de boca y ganas de repetir.
Al californiano Mark Oliver Everett, más conocido como Mr.E, le sigue una banda, los mencionados Eels (anguilas en inglés), que se mueve como pez en el agua en su repertorio rock cercano al blues.
Saxos y trompetas se unen a instrumentos más tradicionales como guitarras, bajo y batería para componer un sonido singular, que brilla en canciones propias y en su versión de "Hot Fun in the Summertime" de Sly & the Family Stone.
A Band of Horses, el grupo del estadounidense Ben Bridwell, su mayor reconocimiento le ha llegado con su último disco, "Infinite Arms" (2010), nominado en los últimos premios Grammy, que ha sonado esta noche en Madrid a través de cortes como "Factory", "New Apartment" y "Laredo".
Su actuación era el gran reclamo de la noche para ese otro sector del público más preocupado de las melodías que de los golpes de efecto. Cuando los "Horses" tocan, los evocadores paisajes que ofrecen en sus pantallas no sólo se ven, sino que también se escuchan.
Tras ellos, los españoles Lori Meyers y la pareja de deejays Zombie Kids han sido los encargados de cerrar la jornada que, bajo un aciago sol de verano, han abierto casi diez horas antes talentos emergentes como Nothink y The Low Anthem, el pop "indie" de The New Raemon y Foster the People y el punk de All Time Low.