La ilusión de miles de niños ha frenado la lluvia que amenazaba la Cabalgata de los Reyes Magos de Madrid, que transcurre felizmente, entre petición de caramelos y deseos de los niños a sus Majestades de Oriente, que han rendido homenaje a los abuelos.
La Cabalgata, que consta de más de treinta elementos, ha partido a las 18.30 horas de la plaza de San Juan de la Cruz y baja lentamente por la Castellana, destino a Cibeles.
Los pequeños, bien abrigados y en su mayoría encaramados a escaleras, vallas o a los hombros de los padres, han quedado maravillados con las dos esferas transparentes gigantes -de 6 y 9 metros de diámetro- que van rodando con bailarines en su interior, y que son las que abren el desfile.
La comitiva real está integrada por cincuenta pajes que portan grandes estrellas inflables de dos metros de envergadura, y un gigante real, llamado Salvador, de 9 metros de altura, ha sido el encargado de preceder a Sus Majestades.
Lo último ha sido lo más esperado, como siempre: las carrozas de los Reyes Magos, plagadas de estrellas y de corazones que simbolizan el amor de los abuelos, ya que este año la Cabalgata está dedicada a ellos.
Precisamente por ello han desfilado dos marionetas gigantes de un abuelo y una nieta que se disponen a ir a dormir con un libro de cuentos.
Varios abuelos que acompañaban a sus nietos hoy en la Cabalgata se han felicitado, en declaraciones a Efe, de esta iniciativa, ya que según han relatado "es muy bonito que se reconozca este cariño"
El momento más importante de la Cabalgata, el paso de Sus Majestades, ha transcurrido entre aplausos y petición de caramelos por parte de todos los niños, algunos de los cuales no se podían creen lo cerca que estaban de los Reyes Magos.
Otros se quejaban de que no podían coger caramelos porque estaban sobre alguna de las miles de escaleras que han poblado el recorrido, y entonces los padres les advertían de que tenían que elegir entre estar sobre la escalera y ver bien o coger caramelos.
En esta ocasión se ha repetido, como suele pasar todos los años, la imagen de los paraguas puestos del revés para coger el mayor número de caramelos.
También han vuelto a desfilar un año más las ya famosas ocas de Miguelín, que han hecho el recorrido con bolas de Navidad colgadas al cuello dirigidas por su dueño.
El mayor temor de los padres era que lloviese y tuviesen que llevarse a los pequeños a casa sin ver la Cabalgata, pero sólo ha lloviznado.
La Cabalgata avanzó hacia la plaza de Cibeles, donde se celebró el espectáculo musical "Tres hombres buenos", de David Moreno.
Tras la lectura del mensaje de los Reyes Magos, Madrid despidió a sus Majestades con un espectáculo pirotécnico y acompañamiento musical de Hadock the Priest, de Handel.