Sus pacientes tienen un nivel de supervivencia casi del cien por cien, y eso a pesar de operar las zonas más sensible de nuestro cuerpo, como el cerebro y la médula espinal. Hablamos de la Unidad de Neurocirugía Pediátrica del hospital Doce de Octubre.
Su nivel de excelencia se debe a sus 30 años de experiencia. En una de sus última operaciones han permitido que entren nuestras cámaras y que acompañemos a la familia de Jairo, un pequeño de cinco meses, en la operación. Una malformación en el cráneo impedía que su cerebro creciera con normalidad. La intervención ha sido un éxito.