El monumental puente en forma de doble tirabuzón diseñado por el arquitecto francés Dominique Perrault abre hoy para facilitar el paso de un lado a otro del Manzanares, tres semanas antes de que los madrileños puedan recorrer, a partir del 15 de abril, todo el parque de Madrid-Río.
El alcalde de la capital, Alberto Ruiz-Gallardón, acompañado por Perrault, ha inaugurado hoy el que será, ha dicho, el "más emblemático" de los 33 pasos que tendrá el río a su paso por la capital, todos menos uno construidos o ampliados durante su mandato.
La enorme pasarela, que ha costado 13,6 millones de euros y que ha sido construida durante los últimos 14 meses en el tramo que va entre el Puente de Toledo y la "playa" de Madrid-Río, podrá cruzarse sólo de día hasta el próximo 15 de abril, cuando permanecerá abierto también por las noches.
Mientras recorrían el puente, Perrault ha dicho al alcalde que ha conseguido algo que siempre ha deseado París: enterrar las autopistas que transcurren paralelas al Sena.
Ruiz-Gallardón ha repetido, en su enésima visita a las obras del parque que se construye sobre los túneles soterrados de la M-30, que "muchos" dijeron en 2004, cuando presentó el proyecto, que no lo conseguiría, pero al final, ha subrayado, se ha logrado llevar a cabo un proyecto que considera "un buen cambio" de Madrid, "un cambio que ha merecido la pena".
Este puente monumental de Arganzuela es un encargo de la ciudad de Madrid fruto de la mención especial que obtuvo Dominique Perrault por sus propuestas en el concurso internacional de urbanismo en 2005.
La obra comenzó en febrero de 2010, tras dos años de proyecto.
La pasarela, de más de 250 metros de longitud, se sitúa entre el histórico puente de Toledo y el puente de Praga; tiene carácter peatonal e incorpora un carril bici.
Está conformada por dos grandes conos metálicos que casi se tocan sobre la cima de una colina y que quedan desalineados para crear un espacio que se convierte en una de las entradas principales al parque.
El primer cono -en el oeste- comienza en la avenida del Manzanares, sortea el río y luego se posa sobre la cima de la colina.
Desalineado con el primero, el segundo cono -al este- sobrevuela el otro lado del parque hasta llegar al paseo de Yeserías.
Con esta disposición se crea un mirador sobre el parque y el área de la ciudad circundantes, así como un mirador de excepción sobre el Puente de Toledo.
Los conos norte y sur tienen 128 y 150 metros de longitud respectivamente y su diámetro varía entre 5 y 12 metros de un extremo al otro, con una superficie de 762 y 922 metros cuadrados, que suma 1.684 metros cuadrados en total.
Los tableros de los conos son de madera de ipé y están iluminados desde el interior por 32 farolas.
Bajo ellos hay además 66 luminarias.
Cada cono reposa sobre dos pilas situadas en los extremos, haciendo que la pasarela parezca realmente suspendida en el aire, según la explicación del equipo de Perrault.
La estructura principal, autoportante y realizada en acero, consiste en dos helicoides que se cruzan en diagonal, en los que una banda plateada de malla metálica se entrelaza con la estructura principal y protege a los paseantes del sol y de la intemperie.
Como si estuviese «cosida» en espiral, esta banda logra crear una línea dinámica y pautada dentro del parque de la Arganzuela.
La malla metálica, material por el que el arquitecto francés tiene una especial predilección, transforma la pasarela según el momento del día, ya que, como ha explicado Perrault. lo que por la mañana es un paseo con sombra se convierte en un objeto luminiscente por la noche, a modo de gigantesca linterna