La Guardia Civil ha logrado identificar y localizar a la mujer que vertió un líquido corrosivo y abrasivo en un asiento del autobús interurbano que cubre la ruta Madrid-Algete y causó quemaduras a dos pasajeros posteriormente, a quien se investiga por un presunto delito de lesiones por imprudencia.
Según explican fuentes del Instituto Armado, la mujer transportaba un líquido "desatascador" de carácter industrial que se le vertió por accidente sobre el asiento, según comentó a los agentes.
La investigación la ha llevado el Equipo de Policía Judicial de la Guardia Civil de Daganzo, quién tras visualizar todas las imágenes disponibles del pasado día 11 que facilitó la empresa que presta el servicio de esta ruta de autobús interurbano, logrando así identificar y localizar a la mujer.
A su vez, la Guardia Civil procedió a requisar el asiento del autobús en cuestión y lo envió al Laboratorio de Criminalística para determinar cuál es dicha sustancia corrosiva.
Dos jóvenes, una chica de 18 y un chico de 17 años, resultaron heridos al sentarse en ese asiento y tuvieron que ser atendidos en la Unidad de Quemados del Hospital de La Paz de Madrid para practicarles las curas y los tratamientos correspondientes.
La adolescente y vecina de Algete fue sometida ya a una operación en la que se le practicó un injerto de piel en los glúteos. Al menor de Cobeña también le iban a intervenir la semana pasada.
El primer caso ocurrió el lunes 11 de diciembre por la tarde. Una chica de 18 años tomó en Algete el autobús 185 para dirigirse a Madrid. Se sentó en un asiento de atrás del vehículo pero se cambió rápidamente al notar que estaba húmedo. Minutos después comenzó a sentir un gran calor y ardor por las piernas y nalgas.
El líquido viscoso que le había mojado los pantalones al sentarse en el primer asiento le había quemado la ropa, traspasándole la cazadora, pantalones, ropa interior y hasta las botas. Se bajó en la parada del Hospital para entrar en Urgencias.
Al día siguiente se repitió la escena. Un chico de 17 años tomó en Cobeña el mismo autobús y se sentó sin darse cuenta en un asiento impregnado con el líquido negro corrosivo. Poco después comenzó a sufrir los mismos síntomas que la chica. El médico al que acudió determinó que se trataban de quemaduras de tercer grado.