Máscaras, disfraces, dulces, maquillaje, fiestas, viajes o menús temáticos. Cada vez son más los empresarios que se suben al carro de Halloween fomentando el consumo del "terror", con una oferta amplia y variada para la noche del año más terrorífica, que ha cerrado los ojos a la crisis."Probablemente sea la única celebración que está en un ciclo ascendente" a pesar de la situación económica, ha asegurado a Efe Vicente Pizcueta, portavoz de Noche Madrid.
Halloween ha irrumpido con fuerza en el calendario festivo español y en los últimos años "la tematización del terror" se ha hecho un hueco en el sector del ocio con unas propuestas cada vez más extravagantes Emilio Gallego, secretario general de la Federación Española de Hostelería (FEHR), cree que si la crisis afecta será en "activar las posibilidades de gancho que los establecimientos puedan lanzar hacia sus consumidores". Las ofertas están creciendo a un ritmo del 20 % cada año, lo que no quiere decir que también la cifra de negocios esté aumentando en la misma proporción, según Pizcueta. Restaurantes convertidos en cementerios, camareros terroríficos, menús y cócteles sangrientos y hoteles ambientados al más puro estilo de Casa del Horror son algunas de las ofertas para que los clientes vivan una noche de miedo y pesadillas. Incluso las casas rurales no se han resistido.
Fantasmas, zombies, vampiros y otros personajes siniestros del cine y la televisión tomarán las calles de nuestras ciudades la última noche de octubre para festejar esta tradición anglosajona y milenaria.Los expertos sitúan los orígenes de "Halloween" (contracción de la expresión inglesa "All Hallow's Eve" que literalmente, significa "Víspera de Todos los Santos") en los pueblos celtas que celebraban la festividad llamada Samhain en recuerdo de sus antepasados.
La noche del 31 de octubre la comunidad se reunía en un lugar, normalmente en un claro del bosque, donde los poetas recitaban y la gente bebía hasta perder la razón. "Se convertían así en altavoces de los dioses; éstos hablaban por boca de los borrachos", ha señalado a Efe Manuel Mandianes, antropólogo del CSIC.A mediados del siglo XVIII, los emigrantes irlandeses empiezan a llegar a América y con ellos llevan sus fiestas. Samhain evoluciona a Halloween y tiempo después la fiesta regresa a Europa "reelaborada". En España, la tradición celta ha seguido viva en algunas costumbres que aun se conservan como la castañada en Cataluña, la mauraca en Las Alpujarras o el mangosto en Galicia. En estas celebraciones la gente se une para asar castañas y rezar por los antepasados, ha explicado Mandianes.
Para este antropólogo, Halloween "es un colonialismo cultural norteamericano, pero no es como la coca-cola, que era algo totalmente nuevo, sino que es algo europeo, que le cambiaron el nombre y lo exportaron". Esa es la razón por la que ha calado con fuerza en la población española. "En el fondo no hace sino resucitar retazos de nuestra cultura".La calabaza en todas sus versiones -en formato póster, gelatina para los cristales, disfraz o depósito para caramelos- sigue siendo el símbolo indiscutible de esta celebración.Y los disfraces de vampiros, fantasmas, esqueletos son los más demandados, aunque entre los adultos gusta mucho "el terror de la Iglesia", es decir, los trajes de monjes o monjas con "pequeñas herejías" como cruces invertidas.
En las tiendas Maty, que se dedican al disfraz desde 1943, hace ya 20 años que empezaron a "trabajar Halloween" como ha explicado a Efe su gerente, Belén Fanz. En esa época eran pocos los establecimientos que ofrecían "artículos de miedo" y sus clientes eran básicamente los colegios o cetros de enseñanza anglosajones. Los años de bonanza económica fueron los del 'boom' del consumo en estas tiendas que ofrecen productos de calidad de fabricantes españoles o europeos. Prueba del auge de la fiesta lo demuestra el hecho de que Halloween, junto con el carnaval y la Navidad son las tres campañas comerciales del sector del disfraz.
Pero la crisis ha hecho mella en las ventas de las tiendas tradicionales, que se han desplazado "hacia los chinos". "Aunque nos hemos apretado el cinturón no podemos competir con disfraces a tres euros", ha subrayado Fanz.Precisamente, las asociaciones de consumidores han alertado contra estos productos baratos y han recomendado comprobar que los disfraces son seguros