Alta Montaña, el último bar restaurante que funciona de manera irregular en La Pedriza, zona natural protegida enclavada dentro del Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama, pide justicia ante la inminente amenaza de demolición que se cierne sobre él.
Su regente, Javier Matesanz (60 años), que lleva el negocio con su mujer, Mercedes, ha colocado este fin de semana una pancarta sobre el techo del establecimiento en la que acusa a la Comunidad de Madrid de querer acabar con el establecimiento alegando que está en una vía pecuaria.
‘La Comunidad de Madrid pretende derribar este establecimiento de manera injusta, acusando falsamente de invadir la vía pecuaria, cuando está demostrado que no es cierto. Exigimos justicia!’, se puede leer en el cartel.
Una docena de negocios irregulares
Están preocupados porque dentro de La Pedriza ya solo queda su local y un almacén de su propiedad, después de que la Consejería de Medio Ambiente madrileña iniciara hace nueve años, “en un proceso garantista”, según el departamento que dirige Carlos Novillo, los expedientes para derribar una docena de quioscos y almacenes que funcionaban de forma irregular en el interior y en las inmediaciones de este paraje situado a solo 50 kilómetros del centro de Madrid.
Hasta la fecha, el último en caer bajo la piqueta ha sido Casa Torrero esta misma semana. Tras recibir la notificación del derribo, la responsable de este establecimiento, María del Mar Torrero, se despedía el domingo de clientes, amigos y vecinos de Manzanares el Real y al día siguiente sacaba los últimos enseres antes de la entrada de la máquina que redujo la construcción a escombros en menos de 24 horas.
La Administración regional sostiene que tanto el almacén como el establecimiento de Matesanz están en vía pecuaria, mientras éste asegura lo contrario con base en planos y croquis oficiales, fotos aéreas e incluso un peritaje.
Estos documentos demuestran, a su juicio, que el quiosco se encuentra a 95 metros de distancia del Cordel de Campuzano, que es por donde pasa la vía pecuaria en esa zona de La Pedriza.
A juicio
El asunto está en los tribunales. El futuro del almacén está en manos del Tribunal Supremo; y el del bar restaurante, en la Sección Octava de la Sala de lo Contencioso-Administrativo del Tribunal Superior de Justicia de Madrid, cuya presidenta es Amparo Guilló Sánchez-Galiano.
“Se lo hemos demostrado (a la Administración) de mil formas, pero por su parte no hay ningún informe, cuando la carga de la prueba debería corresponder a ella”, cuenta a EFE Javier Matesanz. E insiste en que ha “demostrado por varios medios” que no está invadiendo la vía pecuaria, “en contra de lo que pretende la Comunidad de Madrid”, por lo que pide que “se haga justicia”.
“Fueron mis padres (María Galindo y Pablo Matesanz) quienes construyeron el bar hace 60 años y yo he trabajado en él toda mi vida, así como mi mujer y mis hijos”, concluye Javier Matesanz, quien admite que apenas duerme y que ya lleva gastados más de 50.000 euros en la defensa del establecimiento que abrieron sus padres.