Los vecinos de Arganzuela ya no pueden más. Llevan meses conviviendo con un poblado chabolista de rumanos tras el Museo de Ferrocarril. Lo denunciaron y parece que no ha surgido efecto, porque el problema va a más. No sólo no piensan irse, sino que cada vez son más las chabolas en los terrenos frente al Museo del Ferrocarril.
Unos 50 gitanos rumanos viven aquí desde hace un año. Dicen que ADIF, a quien pertenecen los terrenos, les ha denunciado, y que están esperando a que venga la policía para obligarles a desmontar el campamento, y también que volverán.
Los vecinos dicen que no se meten con nadie, pero que roban el cable de farolas como estas y queman el plástico que rodea al cobre. El olor es insoportable y encima el parque ha quedado a oscuras.