La presidenta regional, Cristina Cifuentes, ha señalado que nos encontramos “en un nuevo tiempo que requiere un gobierno para los ciudadanos y por los ciudadanos” y ha añadido que el Gobierno regional “tiene que prestar servicios públicos esenciales pero también convertirse en una escuela de diálogo y escucha permanente”.
Cifuentes ha impartido la conferencia ‘El buen gobierno para los ciudadanos’ dentro del curso de verano de la Universidad Complutense de El Escorial ‘Regeneración democrática: Constitución, comunicación y consenso’ y ha señalado que hoy más que nunca cobra importancia un concepto como el de la participación.
“Este concepto, no necesita ser inventado de nuevo, pero sí quizá recuperado y fortalecido en la medida en que la crisis de confianza en las instituciones que canalizan esa participación ha podido distanciar al ciudadano de sus representantes”, ha puntualizado.
En este sentido, la presidenta ha recordado que ese gobierno de por y para los ciudadanos es el que se acordó entre todos en la Constitución de 1978 y ha agregado que, gracias a ello, “incluso quienes no aprecian demasiado nuestra Constitución han podido hacer oír su voz e incorporarse a la política española sin ninguna traba, gracias a ella, y solo a ella”. Por eso, ha continuado, cuando surge una verdadera aspiración a cambiar la realidad desde unas determinadas ideas políticas, el sistema más eficaz que los ciudadanos encuentran es precisamente el de la democracia representativa.
“Quienes proceden de ciertos movimientos sociales y políticos lo están descubriendo ahora. Otros lo sabemos desde hace mucho por nuestra participación en las instituciones y nuestra experiencia como representantes de los ciudadanos”, ha apostillado. Además, ha afirmado que lo que carece por completo de sentido es todo discurso que pretenda menoscabar la legitimidad de la representación política, que es la herramienta que el ciudadano tiene para hacer valer su voz y sus intereses”.
“La representación ciudadana sólo funciona si existe cercanía y fluidez entre el representante y el representado, entre el gobernado y el gobierno, ya que la democracia es, precisamente, un autobogierno. Esta necesidad de proximidad entre el ciudadano y sus representantes exige dos condiciones: transparencia y eficacia comunicativa”, ha precisado.
“Vivimos en un debate político permanente que se produce en las instituciones parlamentarias y también en los múltiples espacios donde el ciudadano toma la palabra y expresa su opinión, y la obligación de los representantes políticos es aportar claridad a ese debate, no distorsionarlo con mensajes agresivos. Ese es mi compromiso”, ha aseverado. Por ello, la presidenta ha asegurado que la Comunidad tiene que prestar servicios públicos esenciales, pero también debe ser una escuela de diálogo, y ese papel debe ser el de la Asamblea de Madrid mediante el ejercicio de su triple función como cámara de representación de la ciudadanía madrileña como legislador y como elemento de control de la acción del Gobierno.
“Esta escuela de diálogo tiene que ser un elemento transversal en la propia acción de gobierno, en el diálogo con las organizaciones sociales, en la actitud de escucha permanente de la Administración. El Gobierno regional y los partidos políticos deben estar a la altura del civismo que la sociedad madrileña demuestra a diario, en su tolerancia a la diversidad”, ha añadido.