Multitudinaria cacerolada en Buenos Aires frente a la Casa Rosada de Cristina Fernández de Kirchner. Más de 4.000 argentinos han salido a la calle para protestar por las dificultades económicas. La restricción en la compra de dólares dispara el temor a un nuevo "corralito financiero".
Las protestas, que se han reiterado esta semana, tienen como blanco las restricciones a la compra de divisas impuestas por el Fisco en noviembre pasado para contener la fuga de capitales y que se han incrementado en las últimas semanas con nuevos requisitos para la adquisición de dólares para viajar o cancelar créditos hipotecarios.
En la práctica, las nuevas normas restringieron el acceso de muchos inversores al mercado cambiario formal, lo que hizo resurgir los circuitos informales de compraventa de divisas, un mercado ilegal donde el precio del dólar es casi un 30% más caro que el oficial.
Mientras el retiro de depósitos en dólares de los bancos va en aumento y el Gobierno estudia medidas como la "pesificación" de las operaciones inmobiliarias, el Fisco asegura que la preocupación por el dólar sólo atañe al 3% de los argentinos, aquellos que este año pudieron comprar divisas para atesorar.
Aún así, el jefe de Gabinete, Juan Manuel Abal Medina, ha hablado de que hay una verdadera "manía", una "obsesión compulsiva" por el dólar en Argentina, "el segundo país del mundo con más circulación de billetes" de la moneda estadounidense, con unos 1.300 dólares por habitante.
"No sé cuántos dólares tengo pero no los voy a pesificar", dijo este jueves el alcalde de Buenos Aires, el conservador Mauricio Macri, empresario y uno de los principales líderes de la oposición.
Un reciente sondeo del Centro de Opinión Pública de la Universidad de Belgrano (COPUB) revela que para el 38% de los encuestado la imagen de Cristina Fernández empeoró tras los comicios de octubre pasado en las que logró la reelección con el 54% de los votos. Y los controles al dólar son la principal razón de ese deterioro, según la encuesta.