Las protestas contra el coste de la vida en Irán continúan por quinto día consecutivo y ya se han cobrado la vida de una veintena de personas mientras que otras 450 han sido detenidas a pesar de los llamamientos a la calma del presidente iraní, Hasán Rohaní, y de que se restringiera la actividad de las redes sociales. Un policía iraní murió hoy en un tiroteo durante las manifestaciones de protesta en la ciudad iraní de Nayaf Abad, en la provincia de Isfahán, informó la agencia local de noticias Tasnim.
Otros tres agentes resultaron heridos a causa de los disparos de uno de los manifestantes, según la misma fuente. Rohaní dijo hoy que los enemigos de Irán azuzaron a ciertos grupos para promover incidentes porque no toleran los "éxitos" que Irán ha obtenido con el acuerdo nuclear suscrito en julio de 2015 con el G5+1 y en sus medidas contra el terrorismo en la región.
El presidente iraní reitero el derecho del pueblo a criticar y protestar pero afirmó que "hay que elegir la manera y la vía legal para expresarse". Asimismo el Parlamento iraní acusó hoy a Israel, Estados Unidos y Arabia Saudí de fomentar los disturbios generados en las manifestaciones que se han producido.
Desde el sábado, tercer día de las protestas, el presidente estadounidense, Donald Trump, ha publicado varios mensajes en su cuenta de Twitter en los que ha criticado a las autoridades iraníes.
Trump publicó hoy que "el gran pueblo iraní ha sido reprimido durante muchos años. Están hambrientos de comida y libertad. Junto con los derechos humanos, la riqueza de Irán está siendo saqueada. ¡ES HORA DE UN CAMBIO!", agregó.
El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, negó la acusación de Rohani también secundada por el legislativo iraní, de que Israel está detrás de los incidentes. En un comunicado de su Oficina, Netanyahu calificó de "falsas" e "hilarantes" las acusaciones de Rohaní y dijo que su respuesta pasa por "no insultar al pueblo iraní", pues "se merece algo mejor que eso".
En un pleno extraordinario, el Parlamento iraní evaluó hoy la situación en el país a raíz de la ola de manifestaciones no autorizadas.
En el pleno se reconoció que se ha producido un deterioro de la confianza de la población por el aumento de coste de la vida, la política económica y los casos de corrupción que se han detectado.
Sigue sin funcionar la red social "Telegram", la más usada y popular entre los iraníes, donde se llevaban a cabo los llamamientos a participar en las protestas.
El ministerio del Interior ha dejado claro que no se ha otorgado ningún permiso para convocar manifestaciones por lo que hasta ahora cualquiera de ellas es ilegal. La ley iraní de delitos políticos penaliza cualquier manifestación considerada "contraria a la gestión del país y sus instituciones políticas y a las políticas nacionales y exteriores.
Los manifestantes durante sus protestas corearon fuertes lemas, en ocasiones contra el sistema de la República Islámica, el presidente Rohaní y el líder supremo del país, Alí Jameneí. Asimismo incendiaron los contenedores de basura y rompieron los cristales de algunos bancos.
En la ciudad de Arak, situada en la provincia de Markazí, los manifestantes golpearon a once policías y acuchillaron a otro, que se encuentra hospitalizado en grave estado, dijo el gobernador provincial, Alí Aqazade, citado por la agencia de noticias iraní Tasnim. Rusia advirtió hoy de que la injerencia foránea en los asuntos internos de Irán es "inadmisible" y expresó su esperanza en que la situación en ese país no se desarrolle por la vía de la violencia y el derramamiento de sangre.
Para las autoridades de Rusia, estrecho aliado de Irán, la situación actual es "un asunto interno" iraní y expresaron su esperanza de que no se emprenda una camino de más violencia y derramamiento de sangre. El jefe del Poder Judicial de Irán, el ayatolá Sadeq Amolí Lariyaní, ordenó hoy a los fiscales de todas las ciudades del país enfrentarse con "determinación y seriedad" a los perturbadores y agitadores de las manifestaciones.
Estas son las manifestaciones antigubernamentales más grandes convocadas en Irán desde 2009, cuando el opositor "movimiento verde" organizó varias jornadas de protesta contra la reelección del entonces presidente, Mahmud Ahmadineyad, que fueron duramente reprimidas.