El presidente de Corea del Sur, Lee Myung-bak, llamó a la "unidad" de todos los ciudadanos y pidió no temer una guerra contra Corea del Norte, país que atacó el 23 de noviembre la isla de Yeongpyeong, en la tensa frontera del Mar Amarillo (Mar Occidental).
"Hemos aprendido lecciones valiosas del incidente de Yeongpyeong", manifestó Lee en su lútimo mensaje radial del año, al asegurar que solamente una respuesta fuerte a "las provocaciones militares" por parte de su vecino pueden impedir un enfrentamiento bélico.
Sin embargo, Lee aseguró que su gobierno está ansioso por mantener la paz en la península coreana.
Tras el ataque a Yeongpyeong, que se saldó con la muerte de dos militares y dos civiles, Seúl ya ha realizado varias maniobras con fuego real cerca de la frontera con Corea del Norte, una de ellas con Estados Unidos, su aliado estratégico.
En respuesta a estas maniobras, una en Yeonpyeong y la otra en la zona de Pocheon, a unos 20 kilómetros de Corea del Norte, el régimen comunista amenazó con una "guerra santa" y el eventual uso de su "poder disuasorio nuclear" en caso de que se produjera una violación de su territorio.
Por ello, Lee pidió la unión de los surcoreanos frente a las "provocaciones" de su vecino del Norte y en defensa de la "seguridad nacional".
Corea del Sur cree que el Norte podría llevar a cabo nuevas acciones militares el próximo año, en medio del proceso de transición que vive el régimen de Kim Jong-il, quien el pasado octubre designó a su hijo menor, Kim Jong-un, como su probable sucesor.