Más de 350.000 personas han venerado el féretro de Juan Pablo II, colocado en el centro de la Basílica de San Pedro, desde que se abrieron las puertas a las 13,20 horas del domingo, según ha informado a Europa Press el vicedirector de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, el padre Ciro Benedittini.
La Basílica se ha cerrado en torno a las 03,00 horas de la mañana de este lunes para poder realizar las tareas de limpieza de la Plaza de San Pedro antes de que comenzara la misa en honor al beato Juan Pablo II, celebrada esta misma mañana por el Secretario de Estado del Vaticano, el cardenal Tarcisio Bertone, ante cerca de 60.000 personas.
Después de la misa, la Basílica se ha abierto de nuevo a las 14:00 horas y se ha vuelto a cerrar en torno a las 17,30 horas, a pesar de que cientos de peregrinos aún se agolpaban en las vallas de la Plaza de San Pedro para intentar entrar en la Basílica y venerar el féretro.
El ataúd de Juan Pablo II se trasladará de forma definitiva a la Capilla de San Sebastián dentro de la Basílica en torno a las 19,00 horas, en una ceremonia privada presidida por el arcipreste de la Basílica de San Pedro, el cardenal Angelo Comastri.
Los fieles podrán dirigirse a la Capilla de San Sebastián para visitar la tumba de Juan Pablo II este martes a partir de las 07,00 horas. La Capilla se encuentra al lado de 'La Piedad' de Miguel Angel, muy cerca de la puerta de entrada de la Basílica para facilitar "la veneración de los fieles", según recordó el padre Lombardi.
El ataúd será colocado bajo el altar de la Capilla y se tapará con una lápida blanca en la que estará escrita la leyenda 'Joannus Paulus Secundus, Beatus', según informó el portavoz de la Santa Sede, el padre Federico Lombardi.
El féretro fue sacado de su tumba el pasado viernes en una ceremonia privada y posteriormente fue colocado durante dos días frente a la tumba de San Pedro, que se encuentra en las Grutas Vaticanas.
El propio Benedicto XVI veneró el ataúd del nuevo beato Juan Pablo II después de la ceremonia de
beatificación celebrada este domingo. Tras arrodillarse durante unos minutos, el Papa besó el féretro de madera donde reposa el cuerpo de su predecesor