El primer ministro noruego, Jens Stoltenberg, reiteró hoy su llamada a la entereza, convencido de que Noruega "no se dejará doblegar" por el doble atentado que causó 76 muertos. Lo prioritario ante la "tragedia nacional" abatida sobre Noruega es "confortar y asistir" a las víctimas, afirmó el jefe del Gobierno socialdemócrata, en una comparecencia ante medios extranjeros. Después, se procederá a "analizar en profundidad la reacción de las fuerzas de seguridad ante la crisis", garantizó el primer ministro.
Stoltenberg salió así al paso a las crecientes críticas sobre la actuación de la policía tras el atentado del complejo gubernamental de Oslo, en el que murieron ocho personas, seguido del tiroteo de la isla de Utøya, con 68 víctimas mortales.
En los medios salta día a día un goteo de informaciones que van de recortes de partidas presupuestarias -que habría impedido el uso de un helicóptero para detener antes a Anders Behring Breivik- o fallos de coordinación, así como penosas correcciones en el número de víctimas, puesto que algunos cadáveres se contaron dos veces.
Frente a esa situación, y mientras desde su gobierno se sigue respaldando la acción policial, Stoltenberg apeló a un regreso a la normalidad, ya que la respuesta de Noruega a la "brutal violencia" seguirá siendo la defensa de "la libertad, la apertura, la tolerancia y la democracia".
Tras agradecer las muestras de solidaridad "llegadas de todas partes del mundo· y "de cada esquina de nuestro país", el primer ministro añadió que el desafío en estos momentos de "inconmensurable dolor" es encontrar un camino "entre la tristeza y la esperanza".
La prioridad es "darnos y dar consuelo", luchar por una "mayor participación política" y un "aún mayor compromiso con la democracia".
Stoltenberg recordó que el campamento de las juventudes socialdemócratas de la isla de Utøya era "la cantera de nuestros mejores talentos políticos".
Recordó a este respecto que él mismo había visitado Utøya todos los años, desde 1976, y repitió la llamada a "reconquistar la isla para nuestros jóvenes" lanzada unos días atrás por el líder de las juventudes socialdemócratas (AUF), Eskil Pedersen.
MUCHOS Y BUENOS AMIGOS
La propia entereza de Stoltenberg, arquetipo estos días del político cercano a su pueblo y a los medios, incansable pese a haber perdido "muchos, muy buenos amigos" en el ataque a la isla, no llega a neutralizar las dudas sobre la gestión policial.
El afán por recuperar la normalidad sufrió hoy un retroceso con la evacuación durante dos horas de la estación central de ferrocarril de Oslo, a causa de la alarma desatada por una maleta abandona que resultó inocua.
Poco después se difundió la noticia de que la policía buscaba a un presunto "admirador" de Breivik, al que los medios definían como "psicológicamente inestable" y "peligroso" y que el pasado lunes fue puesto en libertad tras haber atacado una comisaría de la policía.
Parte de las dependencias gubernamentales afectadas por la explosión volvieron a la actividad, pero Oslo está aún lejos del regreso a la normalidad, en tanto que los servicios secretos y policía tratan de establecer si Breivik actuó en solitario o si tiene dos células de apoyo, como declaró ante el juez instructor.
Frente a todas las críticas, el ministro de Justicia, Knut Storberget, afirmó hoy, tras reunirse con los responsables de las fuerzas especiales, que los agentes que acudieron a la isla de Utøya tras el tiroteo son "héroes". "Les he llamado anteriormente héroes y son nuestros héroes. Esos a los que he visitado hoy son los que estuvieron en primera línea y los que ayudaron a recobrar el control en un situación muy complicada", aseguró Storberget.
Agregó que Noruega "debería sentirse orgullosa" de esta unidad especial y subrayó que con su visita quería mostrarles a estos agentes su "reconocimiento" y "apoyo" frente a las críticas.